martes, 31 de marzo de 2015

"Otelo"



 Para Moreno, la trama es la historia de un demagogo, y desde ese punto de vista desarrolla la puesta en escena, atemporal en su ubicación, pero con toques estéticos de los años cincuenta.





 “Muero sin culpa”… alcanza a proclamar en su último estertor  la desdichada Desdémona, quien sucumbe ante la mano asfixiante de Otelo, su esposo. Es el clímax de una tragedia arraigada en el saber popular desde su primera representación en 1604. “Otelo” de William Shakespeare muestra el límite de la pasión humana desde distintas perspectivas: la ambición, la intriga, los celos; y bajo la dirección de Javier Moreno nos llega este clásico isabelino en una propuesta contemporánea y desgarradora. 


Desde el  08 de agosto y hasta el pasado domingo, 05 de octubre, la historia del Moro de Venecia, rasgó, con su temporada de estreno, el telón del Centro Cultural B.O.D.  para mostrar una particular propuesta de implicaciones  bélicas, políticas y  poéticas sobre una obra maestra universal. El alférez Yago, llevado por la ambición y la  envidia, urde una serie de intrigas para llevar a su General Otelo a la perdición. Incapaz de aceptar que un “negro” enarbole el liderazgo y posición que su superior ostenta en la sociedad veneciana, y resentido por no haber sido  nombrado su lugarteniente,  un Yago inescrupuloso desata en Otelo el demonio irrefrenable de los celos, haciéndole creer que su esposa, Desdémona, le es infiel.  Un fatídico crimen es el corolario fatal de su ardid.


Para Moreno, la trama es la historia de un demagogo, y desde ese punto de vista desarrolla la puesta en escena, atemporal en su ubicación, pero con toques estéticos de los años cincuenta. Con el propósito mezquino de obtener poder –el poder ¡ay, el poder!- Yago apela y excita lo peor de la naturaleza humana:  “Use usted el mecanismo lealmente conservado de una narración tradicional donde un moro por celos mató a su esposa e introdúzcalo en nuestra realidad del siglo XXI y voilá: Shakesperare sigue contando nuestras glorias y miserias…”  apunta el director, responsable también de la versión del texto. 


En una atmósfera densa, seis actores responden a la intención del director de desarrollar un trabajo escénico basado principalmente en la capacidad del elenco. Así, Antonio Delli, ofrece un Yago inobjetable, ponzoñosamente hipnótico.  William Cuao entrega un Otelo de fuerza imparable, y conmovedor cuando se le exige. La oposición afortunada entre ambos personajes, de ambas actuaciones, sostienen tensa la cuerda que el montaje atraviesa airoso. Encontramos también atención en el elenco completado por Raquel Yánez (Desdémona),  Norma Monasterios (Emilia / Brabancio), Joan Manuel Larrad (Dux / Cassio) y a Francisco Obando (Rodrigo). El siguiente mármol por donde correrá la sangre, será el del Teatro Municipal, los días 11 y 12 de octubre a las 05:00 de la tarde. 

Columna publicada el 08/10/2014 en el diario El NUevo País

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