En el marco de la celebración del centenario de su nacimiento, las letras de Miguel Otero Silva toman cuerpo una vez más en el teatro, y una vez más de la mano de la agrupación Rajatabla, quienes apuestan en esta ocasión por “Cuando quiero llorar no lloro”, bajo la adaptación y dirección general de José (Pepe) Dominguez. Esta versión teatral de la popular novela publicada en 1970 viene a completar un ciclo de adaptaciones que Rajatabla iniciara en 1973 con la puesta en escena de “Fiebre”, seguida de “Casas Muertas” en 1987 y “Oficina Número 1” en 1992; todas dirigidas por el desaparecido Carlos Gímenez.
“Cuando quiero llorar no lloro”, novela que algunos han clasificado como “realismo trágico”, presenta la historia de tres jóvenes llamados Victorino, que además del nombre comparten una fecha de nacimiento y una fecha de muerte común. Victorino Peralta proviene de una familia millonaria, es un hijo consentido acostumbrado a la facilidad y al materialismo; Victorino Perdomo nace en la clase media, es estudiante de sociología y guerrillero; Victorino Pérez es un hijo del barrio, que como tantos signados por su condición social, deviene en delincuente. Cada Victorino vive y muere según su propia ley, sus historias son independientes, entre ellos no existe ninguna relación. Como único punto de encuentro, tanto en la novela como en el montaje, se erige la estampa de las tres madres que se cruzan en el cementerio, sin saberse copartícipes del dolor. Son tres Venezuelas que confluyen en un sólo relato que como radiografía deja en evidencia los huesos de un país dividido por la violencia política y social imperante en nuestros turbulentos años 70.
La versión de Pepe Dominguez reúne en el escenario a unos 70 artistas entre actores, bailarines,cantantes y músicos; quienes durante unas dos horas y media (tiempo que peligra en volverse fatigoso en palabras de algunos actores y espectadores) recrean una puesta en escena apoyada en elementos escénicos móviles y tres pantallas para proyección. La Sala Anna Julia Rojas es el escenario en el que de jueves a sábado a las 07:30 p.m y los domingos a las 06:00p.m. se podrá vivenciar esta propuesta que en palabras del director, no busca ser complaciente sino establecer con firmeza un mensaje que se pudiera resumir en la sentencia “hubo un tiempo en el que todos nos entendíamos” .