La
historia -cuyo estreno en este 2014 coincide con el centenario del Alma
Llanera- revisa algunos de los episodios
fundamentales en la vida de este curioso venezolano.
En
su corta vida (murió a los 39 años) usó más de seiscientos nombres -menos el
propio- para publicar una ingente cantidad de artículos, poemas, historias.
Quizá por esa misma compulsiva inclinación a los pseudónimos es que hoy pocos
le reconocen como el autor (junto a Pedro Elías Gutiérrez) del llamado “segundo
himno nacional”: el Alma Llanera. Rafael
Bolívar Coronado (Villa de Cura 1884 – Barcelona, España, 1924) periodista y escritor fue un personaje
inquietante que encuentra una zona confortable en la obra “Bolívar Coronado”
original de Lupe Gehrenbek, y que bajo la dirección de Matilda Corral subió a
temporada en el Espacio Plural del Trasnocho, desde el pasado 11 de julio.
La
historia -cuyo estreno en este 2014 coincide con el centenario del Alma
Llanera- revisa algunos de los episodios
fundamentales en la vida de este curioso venezolano. Luego de la fama alcanzada
con la letra de la zarzuela es becado por Juan Vicente Gómez para irse a
estudiar a Europa. Ni bien había soltado amarras el barco que lo llevaría a
España, vociferó en contra del dictador venezolano y se declaró “anarquista,
bolchevique y racista”. Durante su estancia en suelo español, se dedicó a
escribir febrilmente y a entregar apócrifos en nombre de Daniel Mendoza, Rafael María Baralt, Agustín Codazzi, Sor
Juana Inés de La Cruz, entre muchos otros; además de publicar regularmente
afilados artículos en contra del Benemérito, siempre a la sombra de pseudónimos
y anagramas. Sus amores, el nacimiento y separación de su hijo, la implacable
persecución a la que lo somete el Cónsul pro-gomecista Alberto Urbaneja por un
lado, y Rufino Blanco Fombona por el
otro, herido en su orgullo de editor al haberle publicado obras que resultaron
falsas; se suceden en una puesta en
escena longitudinal que culmina con la muerte febril del periodista y los
fantasmas femeninos que adornan su cabecera.
José
Gregorio Martínez, asume el rol protagónico, y da vida a un precipitado
Coronado, mostrando la intermitencia emocional del hombre curtido en la mentira
y el engaño, del ficcionauta cuya vida transita una delgada línea entre la ilusión
literaria y la necesidad de realidad. En esta producción del Gimnasio de
Actores, lo acompañan en el elenco, además de la directora Matilde Corral, un
joven reparto conformado por María Alejandra Rojas, Ana Lucía Salamanca, Teo
Gutiérrez, Jorge Roig Graterol, Andreina Salazar, Saúl Mendoza y Jariana Armas;
cuya pubescencia juega en contra del equilibrio y ritmo interpretativo, pero
con un compromiso y seriedad promisorios. ¡Y no se deje engañar!
Columna publicada el 30/07/2014 en el diario El Nuevo País
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