Y bien, una nueva promoción de Licenciados en Teatro del programa PROFESER de la Universidad Nacional Experimental de las Artes, llegó a su punto de cuaje con la puesta en escena de su Montaje Profesional en la Sala Anna Julia Rojas. Cuatro funciones, del 18 al 21 de marzo, que sirvieron para confrontar con el público la conjugación de esfuerzos que los graduandos de las menciones de Actuación, y Gerencia y Producción Teatral, realizaron en pro de un producto final que logró hacer reír y reflexionar. “Venezuela güele a oro” (sí, con “g”), sainete escrito a cuatro manos por Andrés Eloy Blanco y Miguel Otero Silva, fue la pieza escogida para la culminación de este recorrido académico; y Juan José Martín el director encargado de darle forma y vida. La obra, estrenada originalmente en 1942 en la arena del Nuevo Circo, recrea la historia de un trío de norteamericanos que llegan a estas tierras con la intención de comprobar los rumores mundiales que dicen que el olor a oro es constante por estas calles. Como guías turísticos un grupo de personajes pintorescos, estereotipos del gentilicio, les llevarán a conocer de primera mano nuestros “miriñaques, nuestros avances fulminantes y nuestras retiradas estratégicas”.
En tono de farsa surrealista, a lo largo de diez escenas, la obra refleja la esencia de nuestra idiosincrasia, que frente a los ojos de los ilustres visitantes puede resultar a veces inenarrable. La Venezuela de los años 40, pujante por el avance ya desbordado de la industria petrolera, aparece expresada en las líneas de un texto que el director buscó contextualizar a la época actual, manteniendo sin embargo, los modismos y referentes históricos originales que sirvieron a los autores para realizar una sátira de su tiempo. No le costó mucho trabajo a los espectadores darse cuenta que la vigencia de la obra está presente todavía hoy, casi setenta años después de su aparición. Las triquiñuelas de un país embobado por la riqueza petrolera, sus vicios, su política (y políticos), su desigualdad, pero también su humor con sabor a vulgo topocho, han cambiado de ropa y peinados, pero no de angustias. En esencia seguimos siendo los mismos, seguimos sufriendo los mismos vicios, vicios que el teatro estará siempre dispuesto a reflejar para ver si alguna vez nos deslastramos de la modorra y avanzamos.
Como nota nostálgica, ésta es la última promoción de Licenciados del PROFESER, programa creado en el extinto Instituto Universitario de Teatro para darle título a aquellos profesionales con más de cinco años de experiencia. Ahora con UNEARTE nuevos rumbos se esperan en la formación del profesional de las artes. escénicas y musicales ¡Felicidades Licenciados!
Columna publicada el 23/03/2010 en el diario "El Nuevo País"
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