En una resolución que recuerda al Jonás bíblico o al desventurado Pinocho, el soldadito encuentra la salvación en el estómago de un pez.
Basada en el célebre cuento del danés Hans Christian Andersen, llega a la sala experimental del Teatro Santa Fe, en una versión libre de Armando Castany, “El soldadito de plomo”, obra infantil bajo la dirección general de Dairo Piñeres.
Leonardo Pinto y Carlos Torres, antiguos compañeros que a mediados de los noventa iniciaron sus andadas sobre las tablas del grupo TeatroUCAB, hoy al frente de C&T Producciones, asumieron el impulso de darle vida al tradicional personaje cuya historia de amor es también una defensa a la tolerancia, la amistad, la superación, y el romance.
A un viejo orfebre -relata el cuento publicado originalmente en 1838- no le alcanza el plomo fundido para terminar de hacer el pequeño juguete, por lo que éste queda con una sola pierna, aunque tal desperfecto no le impedirá convertirse en regalo de cumpleaños de un niño. Al caer la noche, el soldadito cobra vida y en compañía de una rana de plástico, un oso de peluche obsesionado con acumular botones, una reina de corazones, una muñeca, y demás compañeros del estante de juguetes, inicia un viaje que le llevará a conocer ambas caras, la amable y la hostil, del mundo. En el ínterin, como es de esperarse en todo buen cuento de hadas, se enamora, y debe enfrentarse al malévolo Arlequín para defender su amor correspondido por la bailarina del castillo de papel. Una trama propia de la melancolía de Andersen, con un final si se quiere trágico, pero feliz, esperanzador.
Música original, diálogos aleccionadores, coreografías recurrentes, vestuario alegre y bien concebido, conforman una puesta en escena resuelta con lo justo. Sobre el escenario, dispuesto en posición bifrontal, el soldadito va cruzándose con los distintos personajes, arquetipos maniqueos de lo bueno y lo malo; y en una resolución que recuerda al Jonás bíblico o al desventurado Pinocho, encuentra la salvación en el estómago de un pez.
El elenco está conformado por una afortunada conjunción de experiencia y juventud. A la cabeza, Eduardo Gadea Pérez y Romelia Agüero, dos figuras fundamentales de la actuación en nuestro país; y junto a ellos Juliana Cuervos, Issac D´Lima, Kiwi Torrealba, Beisy Blanco, Mariana Francisco, Carlos Torres, Luisana Ortiz, Desiree Gil, Wulliams Castellano, Isaac Desiderio, José Aníbal Castillo, y Lorena Castany. Protagoniza Leonardo Pinto quién da vida al soldadito, y logra colocarlo en el camino justo entre la inocencia y la valentía. Las funciones para este clásico, versionado por primera vez en nuestras tablas, son los sábados y domingos a las 5 de la tarde.
Columna publicada el 08/10/2013 en el diario El Nuevo País
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