Tres elementos conforman el espacio escénico: la silla presidencial, una gran mesa repleta de manjares y la tribuna desde donde se le habla al “conglomerado”.
Que el teatro debe ser reflexivo y reflectivo es algo que asume y practica. De allí, que la escogencia de sus espectáculos pasa por la previa consideración de lo que quiere decir, expresar u objetar. Morris Merentes y su Teatro K Producciones ha asumido una postura clara en cuanto al teatro que quiere mostrar y lo confirma con su más reciente propuesta “El Banquete Infinito” estrenada el pasado viernes en la sala Rajatabla.
Ésta es la tercera entrega de la llamada “trilogía Torrientes”, iniciada con “Weekend en Bahía” en el 2008, y “Manteca” estrenada en el 2010; en la que el joven director asumió el reto de dar a conocer las piezas más emblemáticas del dramaturgo cubano Alberto Pedro Torrientes. Alejada del panfleto, la dramaturgia del antillano es de un profundo compromiso social y en sus letras plasma la realidad de su isla natal.
“El Banquete Infinito” es un acertadísimo relato sobre la suciedad política: un gobierno de derecha es depuesto por una insurrección izquierdista, pero no pasa mucho tiempo para que los nuevos dirigentes asuman las máculas del pasado y terminen repitiendo los vicios del jerarca depuesto. El ciclo se repite una y otra vez: los gobernantes se erigen en salvadores, comen, elucubran, mientras el pueblo sigue hambriento.
Tres elementos conforman el espacio escénico: la silla presidencial, una gran mesa repleta de manjares y la tribuna desde donde se le habla al “conglomerado”. Y este es el espacio vital de la politiquería, estos son los elementos esenciales que definen una forma de gobierno hipócrita y adulador. Mientras afuera los tambores del hambre resuenan, adentro los dirigentes sólo teorizan, conciben soluciones, eso sí, afirmados en glotona degustación. Merentes lo tiene claro, y apunta a la correcta universalización de un texto localista, con una puesta en escena diáfana en estética y labor.
Destaca el trabajo actoral de Jesús Hernández, quien personifica a ambos gobernantes (el depuesto y el recién ascendido) con garra y ritmo asegurado. Julio César Marcano, Varina Arraiz, Gregorio Melendez, Homero Chavez, y Cristian Ponte aportan justa dosis a la vivificación de sus roles.
La temporada se extenderá hasta el 02 de septiembre, por lo que todavía queda mucha comida por compartir ¡no debería dejar de probar bocado!
Columna publicada el 20/08/2013 en el diario El Nuevo País
No hay comentarios:
Publicar un comentario