domingo, 27 de marzo de 2011

"Tu país está feliz"

Se cumplen ya cuarenta años (no tiemblen que no vamos a hablar de la IV, mucho menos de la V) de la siembra de una semilla que germinaría en la agrupación teatral venezolana de mayor resonancia en el siglo XX. El autor carioca Antonio Miranda, reflejaba en un poemario su visión de la juventud venezolana de aquellos años setenta, días en los que todavía resonaban los ideales marxistas, las melenas hippies, y el espíritu de la revolución del 68. Con un papel colocado en la puerta de la biblioteca “Paul Harris” (que todavía existe en La California) Miranda convocó a músicos, actores y compositores a sumarse al proyecto de representar su poesía. Acudió, entre otros, el músico venezolano Xulio Formoso. Más tarde, luego de algunas lecturas, alguien asomó el nombre de Carlos Gímenez, un joven argentino que para ese momento montaba en el Ateneo de Caracas una obra de Miguel Otero Silva. Una vez leído el poemario, Gímenez decidió aceptar de inmediato el reto de llevar a escena la lírica vigorosa del inquieto brasileño. Se le sumaron textos al original, se añadió la música de Formoso y el 28 de febrero de 1971 se estrenaba “Tu país está feliz”, una pieza pensada para tres funciones y que hasta la fecha lleva más de dos mil. De esa experiencia nacería “Rajatabla”, sin duda un nombre que dentro y fuera de nuestras fronteras lleva como apellido el teatro venezolano.

Ocho actores, sin más herramientas que sus cuerpos, cubos forrados en papel periódico como artilugio escénico que se mueve y transforma, veintiséis poemas y catorce canciones integran la puesta en escena original de Carlos Giménez para quién esta propuesta era Un violento y maravilloso grito de rebeldía, de sangre joven y útil, dispuesta a la lucha, a la batalla diaria y consecutiva por seguir creyendo cada día en el día que viene. Es comprensible entonces que este grito se haga canto y sumen a él las voces de jóvenes que sienten al teatro y al arte como “un acto de amor”. (Más vigencia y pertinencia actual, imposible). Los desnudos -inusuales en el teatro venezolano hasta esa época- que el director, bajo justificación del texto mostró, escandalizaron y emocionaron. Germinaba una era dorada para nuestras tablas.

Para celebrar este arribo a su edad madura Rajatabla repone la puesta en escena de su fundador, esta vez bajo la dirección de José Domínguez y la producción de Francisco Alfaro (actor de la puesta original) durante tres funciones los días 28 de febrero, 01 y 02 de marzo en la Sala 1 del CELARG.

Una oportunidad para acercarse al legado de Giménez y ver “la pieza que toda una generación amó”.

Columna publicada el 28/02/2011 en el diario "El Nuevo País"

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