miércoles, 26 de agosto de 2009

"Paglia"

No hace falta el estruendo de la fanfarria. No hace falta la escenografía avasallante. No hace falta siquiera la palabra. En el reino del silencio el arte del actor se yergue y se hace tabla viva, teatro simple, crudo. Cuerpo y oficio por estrategia y un par de narices rojas como artilugio. Así, sencillo y contundente, el payaso nos devuelve la mueca de la vida trasmutada en sonrisa. He aquí la propuesta y argumento de “Paglia”, trabajo que desde Mérida nos trajo la agrupación Dramart, quienes desde el 19 al 23 pasados recibieron los aplausos del público en la Sala Horacio Peterson de la UNEARTE (antiguo Ateneo).

Dramart tiene ya varios años explorando nuevos temas y expresiones en trabajos como “Los 7 pecados”, “La alineación de los planetas” y “Leonce y Lena”. Esta vez apuestan por las técnicas del “clown” (payaso) para ofrecernos un encuentro con nosotros mismos (y acaso con nuestra infancia embaulada) a través de Elyo y Buba “protagonistas enmascarados que se presentan en diversas formas camaleónicas, burlándose de la tragedia del homo sapiens, sapiens, más sapiens…”.

La dirección general corre a cargo de Gabriel Torres Morandi, director invitado, venido del también merideño grupo Andróginos, quién establece una puesta en escena en la que prevalece un cuidado trabajo actoral que hace de la exigente técnica del clown un bocado que se degusta sin problemas, más aún, con desparpajo. Salvador Villegas y Leonidas Urbina interpretan sin fisuras a los dos compañeros que develan los quehaceres de su espectáculo diario a un público que ríe y comprende el punto en el que, como en el poema del gran Garrick del mexicano Juan de Dios Peza, risa y llanto pueden confundirse.

Completan el circo Yeraldine Arango en la realización del vestuario, Carlos Burgos en las asistencia de dirección, la fotografía de Amilcar Gualdrón; y la producción general de Irina Dendiouk, quién comparte además con el director los créditos en el diseño de escenografía y vestuario.

Para destacar, la buena afluencia del público durante los días de las presentaciones, en esta y las otras salas del complejo, producto del esfuerzo que las autoridades de la UNEARTE están desplegando para que la transición desde el antiguo Ateneo sea menos traumática; lo que tiene que augurar un positivo y necesario futuro en esta coyuntura. No se pueden seguir perdiendo espacios.

jueves, 20 de agosto de 2009

"El Jardín de los Cerezos"

Antón Chéjov nace en el seno de una familia sencilla en la Rusia de finales del siglo XIX. La quiebra del modesto negocio de su padre le lleva a escribir breves relatos humorísticos como medio de subsistencia. Logra graduarse de médico en la Universidad Estatal de Moscú, aunque su éxito como escritor y su debilitamiento debido a una tuberculosis contraída conspiraron para que dejara de ejercer la medicina. A la larga desarrollaría una obra y una técnica literaria que le ganarían el reconocimiento mundial como uno de los padres del naturalismo moderno. En 1886 se asocia a Konstantin Stanislavky, director y productor del Teatro de Arte de Moscú, y juntos llevaron a escenas títulos que se han convertido en clásicos del teatro universal. “El jardin de los cerezos”, última pieza escrita por Chéjov antes de sucumbir ante la enfermedad es uno de esos hitos.

La historia de una familia adinerada que pierde su fortuna al tiempo que sus siervos se vuelven prósperos es el marco inicial para una pieza que busca retratar los cambios sociales que se fermentaban en la Rusia de principios del siglo XX. Una inversión de roles antipática para una sociedad incapaz de asimilar los convulsionados cambios que se le imponen. Y una adaptación en la que sobresalen el erotismo, la lucha por el poder, la ambición por el dinero y la búsqueda del triunfo es la que la gente de Imaginarios de Venezuela, bajo la dirección general de Juan Souky, trae a la sala 1 del Celarg hasta el próximo 27 de septiembre; luego de su estreno en el teatro Classic Stage Company de Nueva York.

La vigencia del texto original permite su traslado a una actualidad que nos toca certeramente. Personajes cotidianos y fácilmente reconocibles dan fe, como consecuentemente ocurre en el universo de Chéjov, del fracaso de un entorno reaccionario que se resiste al cambio de papeles. Adolfo Cubas y Marialejandra Martin encabezan un elenco que cuenta además con las actuaciones de Virginia Lancaster, Gabriel Blanco, Adriana Romero, Nathalia Paolini, Giovanny García, Reinaldo Rivas y Víctor Romero. Las verjas para que visite este jardín, símbolo de lo irrecuperable, se abren los viernes a las 09:30 pm y domingos a las 08:00 pm.

jueves, 13 de agosto de 2009

"6to Aniversario Teatro de Cerca"

La agrupación Teatro de Cerca arriva a su sexto aniversario y lo celebra de la forma que más le hace feliz: haciendo teatro y haciéndolo de cerca. Es por ello que han diseñado una programación durante agosto y septiembre que incluye el remontaje de tres de sus piezas. “Arcalión”, original del dramaturgo merideño Stalin Gamarra Durán, y cuyo estreno mundial realizaran en el 2006; plantea una revisión a los prejuicios raciales desde la historia de una familia matriarcal cuya hija menor pierde la cabeza por Arcalión quién por su raza “tiene el color de las pesadillas”. Desde esta premisa se desata una historia de amor tumultuosa que bien recuerda a ese clásico de Rubén Blades que mientan “Ligia Elena”, solo que Arcalión no es trompetista si no poeta. La puesta en escena hace de este vendaval de intrigas y bajezas una tragedia bailable en la que a ritmo de danzón, cha cha chá, bolero y demás perlas de la música latinoamericana se revisan los eternos problemas de la vida en familia y los paradigmas sociales.

“Érase una vez un rey”, texto original del grupo chileno Aleph, cuenta las peripecias de tres recogelatas quienes un día deciden jugar a que uno de ellos será rey por una semana, divertimento que causará una ristra de graciosos enfrentamientos en la lucha por mantenerse en el poder. Esta pieza estrenada en el 2008, fue el primer montaje de TdC dirigido a un público infantil, aunque como ellos mismos expresan “es un montaje para toda la familia, en el que tanto los adultos como los niños se podrán identificar cada uno desde su propio universo”. Solidaridad, ecología y conservación, son los valores que se resaltan en esta puesta en escena cuyos elementos fueron construidos con material de reciclaje. Ambas piezas estarán en la Sala Rajatabla, del 8 al 16 de agosto, “Arcalión” los viernes y sábados a las 07:00 pm y domingos a las 06:00 pm; “Érase...” los sábados y domingos a las 03:00 pm.

Luego la fiesta se muda a la Sala Textoteatro del Teatro San Martín del 20 de agosto al 21 de septiembre con la temporada de “Hijo del rigor” (1984), del uruguayo Álvaro Aunchaín, cuyo título hace alusión a una expresión popular en el sur del continente con la que se designa a las personas que sólo hacen algo si se les castiga. Julio Filis es un joven con aspiraciones de boxeador que deberá esquivar los golpes que la vida le propina a su adultez como consecuencia de una infancia signada por el maltrato y la agresividad. El montaje busca impulsar la reflexión acerca de los paradigmas que rigen la formación impartida en nuestros hogares, entendiendo que los golpes no enseñan, si no que nublan la esperanza. La torta está puesta, sólo falta su compañía para apagar las seis velitas de TdC.

miércoles, 5 de agosto de 2009

"Jardin de Pulpos"

Estaba considerado altamente peligroso cuando no había hecho otra cosa que obras de teatro.” Así responde sobre las razones que lo llevaron a huir de la Argentina dictatorial de los años 70, el dramaturgo gaucho Arístides Vargas en una entrevista que le realizaran en el 2006. Y es que tanto su vida como su arte se vieron innegablemente signados por las cicatrices de la persecución en un régimen militar que dejó sembrados sangre y dolores; enrumbando la dramaturgia de Vargas a surcar en las tensas aguas de la memoria. Y es en esas aguas que trata de salir a flote José, protagonista de su “Jardin de Pulpos”, un hombre amnésico que llega a una playa de su pasado a reencontrarse con sus muertos con la esperanza de recuperar su memoria, cometido en el que le acompañará Antonia, la loca del pueblo.

Un espacio vacío con un piso cubierto de azules arenas, el juego entre lo onírico y lo real, títeres y cantos ancestrales, son los elementos de los que el director Costa Palamides echa mano para componer la puesta en escena de esta pieza que de la mano de la agrupación TEATRELA, rumbo a la celebración de sus 25 años, realizó una nueva temporada. La Sala Experimental del Celarg abrió sus puertas durante todo julio para dejar ver esta reflexión escénica que nos lleva a cuestionarnos el olvido y la pérdida de identidad, dejando siempre latente el peligro del desarraigo: “Esto ya no es una familia, sino un país donde los hermanos se dan puntapiés debajo de la mesa hasta sangrarse”, increpa el desmemoriado José. Y como bien le hace ver la loca Antonia, es imprescindible reconocer nuestro pasado para poder precisar nuestro presente (algo de eso ya insistía en decírnoslo nuestro José Ignacio Cabrujas).

Lamentablemente una falla técnica en plena función del pasado sábado dejó sin iluminación la Sala Experimental, pero la situación fue salvada con creces por la mística de un elenco conformado por Beto Benites, Eulalia Siso, Marisol Matheus, Nirma Prieto, Orlando Paredes y Oscar Salomón; quienes con la anuencia de los asistentes siguieron adelante dejando en claro que para que el teatro se dé hace falta sólo actores y espectadores. ¡Chapeau!