jueves, 31 de enero de 2013

"Azul y no tan rosa"

No se trata, como algunos pudieran pensar, de una película gay, sino de un cine que habla sobre laberintos personales, relaciones humanas y demonios sociales. 


El cine venezolano ha tenido en los últimos años, mezquino es negarlo, un repunte que se ve reflejado sobretodo en la cantidad. Causa un suspiro satisfactorio mirar la cartelera cinematográfica y encontrarnos con dos y hasta tres películas criollas peleando una taquilla al mismo tiempo. En esta ebullición, también es cierto que la calidad no siempre ha alcanzado las expectativas que siguen manteniendo los espectadores con respecto al séptimo arte autóctono, pero el futuro es prometedor, paulatinamente parecemos avanzar hacia un cine más amplio y alejado de los ya perezosos estereotipos de denuncia social. 

En esta búsqueda se encuadra “Azul y no tan rosa”, ópera prima como director de Miguel Ferrari, actor de comprobada trayectoria sobre nuestras tablas, cine y televisión, que con el apoyo de Ibermedia encabeza esta co-producción venezolano-española que en esencia habla sobre la discriminación, sobre el miedo a la diversidad devenido en violencia. La historia es protagonizada por Diego (Guillermo García) fotógrafo un poco reacio al compromiso quién en pleno cenit de su relación sentimental con Fabrizio (Sócrates Serrano), un exitoso médico obstetra, debe hacerse cargo de su hijo  adolescente (Ignacio Mointes) que ha llegado desde España y a quién no ha visto en varios años. Los reproches por el abandono y la distancia dificultan el acercamiento padre-hijo. En este transcurrir sobreviene la tragedia cuando Fabrizio es brutalmente golpeado por un grupo de homófobos. Delirio (Hilda Abrahams), una transexual, y Perla Marina (Carolina Torres), una joven víctima de la violencia de género, completan el quinteto de personajes que a lo largo de la trama y sub-tramas emprenden un viaje de reconocimiento, aceptación personal y lucha contra los prejuicios. 

Resalta la calidad en los renglones técnicos: fotografía (a cargo de Alejandra Henao), sonido, arte, música se conjugan equilibradamente para entregar un logrado producto, con una puesta en escena bien pensada potenciada por un montaje correcto que logra mantener un buen ritmo, aunque por momentos tambalea. El oficio de actor de Ferrari, parece permear visiblemente en beneficio de la conducción de los actores quienes, en general, ofrecen una interpretación cálida, carente de fatuidad y sin el excesivo naturalismo distorsionador que tanto ha caracterizado nuestro cine. 

No se trata, como algunos pudieran pensar, de una película gay, sino de un cine que habla sobre laberintos personales, relaciones humanas y demonios sociales que todavía tenemos que exorcizar. ¡Nuevos horizontes se vislumbran!  

Columna publicada el 29/01/2013 en el diario El Nuevo País

"Stop Kiss"

"Stop kiss” obra original de Diana Son, plantea el tema de la intolerancia,
una mácula que sin importar cuán evolucionados seamos sigue triturándonos con violencia. 

Sheila Monterola (al fondo) y Karina Velasquez protagonizan.

 Sara, una joven maestra, llega a la bulliciosa ciudad de Nueva York con la intención de cambiar su vida. Ha dejado atrás su apacible St. Louis y su trabajo en una escuela privada para darle un mordisco a la Gran Manzana en una escuela pública del Bronx. Callie, una reportera de tráfico, la recibe e intenta enseñarle algunos métodos de supervivencia en la hostil ciudad. Ambas amigas desarrollan una relación que tímidamente se va deslizando hacia una atracción inocultable. La noche de su primer beso son sorprendidas por un ataque feroz que deja a Sara en coma. Con esta trama, “Stop kiss” obra original de una de las plumas más respetadas actualmente en el circuito Off-Broadway, la norteamericana de raíces coreanas Diana Son, plantea el tema de la intolerancia, una mácula que sin importar cuán evolucionados seamos, sigue triturándonos con violencia. 

La pieza, estrenada en Nueva York en 1998, llegó el pasado viernes 18 de enero a la sala del Espacio Plural Trasnocho en una propuesta dirigida por Consuelo Trum, con la producción de Reinaldo Cervini y las actuaciones principales de Sheila Monterola y Karina Velásquez. La puesta en escena se desarrolla en un mismo ambiente en el que comparten lugar el apartamento de Callie y la sala de terapia intensiva en la que convalece Sara. Esta partición espacial tiene eco también en las acciones, pues el texto narra la historia yuxtaponiendo pasado y presente. Así aumenta el valor funcional de las transiciones, y Trum las resuelve con inserciones de video y blackouts, que en algunos puntos de la pieza toman más tiempo y cantidad de lo que se desearía, dejando un escenario inerte, lo que resulta nocivo para la atención y ritmo de la pieza cuya falencia se sobredimensiona por la duración de casi dos horas que tiene el espectáculo (y si se toma en cuenta la hora y veinte minutos de retraso con que inició la función de pre-estreno para la prensa, pues…). 

Karina Velásquez en el papel de Sara muestra convencimiento por su oficio actoral y busca revelar la ingenuidad-fortaleza característica de su personaje. Sheila Monterola, cumple como Callie, personaje explosivo y desorientado. A cuidar en ambas, una búsqueda de naturalidad tan afanosa que resulte antinatural. Reciben buen soporte del resto del elenco conformado por Agustín Segnini, Jesús Miguel Das Merces, y la participación especial de Carolina Leandro y Antonio Delli. El equipo de diseñadores: Edwin Erminy en la escenografía, Lina Olmos en la iluminación y Joaquín Nandez en el Vestuario; forman lo que podría considerarse un serio “trabuco”. La obra tiene, en definitiva, el potencial para solidificarse durante la temporada. 

Columna publicada el 22/01/2013 en el diario El Nuevo País

miércoles, 16 de enero de 2013

Resumen 2012. Parte II

Y bien, esta semana entregamos la segunda y última parte de un intento de resumen de los espectáculos y hechos relacionados con la escena reseñados en este espacio durante el 2012, aprovechando pues que el mundo no se acabó como se temía, y por si acaso se acaba este año, los que logren quedar en pie conserven algo de memoria. 

Y bueno ya, reflexiones de año nuevo aparte, retomemos el hilo de la tramoya que empezamos a armar la entrega pasada: a mitad de año se mostraba el clásico “la Señorita Julia” de August Strindberg en producción del grupo Hebu Teatro como parte de la celebración del centenario del fallecimiento del renombrado autor, celebración que también incluyó el montaje de otra de sus piezas fundamentales “El Pelícano”, ambas piezas bajo la dirección de Orlando Arocha.

“Maestra vida” la primera ópera salsa de la historia reunió en los terrenos de La Carlota a Rubén Blades y Gustavo Dudamel para un espectáculo musical y escénico de alta factura, que se vio mermado por fallas de sonido ¿cómo olvidarlo? Todavía se me enerva el tímpano ante la impotencia. El “Sexo” y sus connotaciones económicas vieron escena con Río Teatro Caribe en co-dirección de Marcel Rasquin y Francisco Denis. Especial atención del público mereció “Las Neurosis sexuales de nuestros padres” dirigida por el joven Luis A. Ramírez. El oficio del actor tuvo su cariñito en la co-producción Mexico-brasilera “Divino Pastor Góngora”. Teatro del Laberinto volvió a “La Revancha” fábula teatral en la que Bolívar y San Martín transmutan en dos ex campeones de boxeo.

En infantiles, Costa Palamides reestrenó las aventuras de “Odisimbad”, obra que mezcla la historia del Simbad y Odiseo. El Chichón retomó con una breve gira capitalina “Cajita de Arrayanes” dirigida por Armando Carías, mientras Xiomara Moreno Producciones llevaba al Teatro Nacional las vicisitudes de un “Muñeco Monstruo”. 

Algunos eventos: una nueva edición, la XI, de la Muestra Internacional de Teatro y Títeres en las Comunidades de Caracas, la gente de IIAVE a la cabeza, como siempre. El FESTEA organizado por Pathmon Producciones, también vio los frutos de su esfuerzo, al igual que el Festival Creajoven de la gente de Séptimo Piso. Recibimos a las agrupaciones que desde todo el país vinieron a la Muestra Nacional de Coproducciones, organizada por el ahora Centro Nacional de Teatro. La danza también tuvo espacios con el Festival del Movimiento Mérida 2012 y el Festival Mundial de Solos y Duetos. 

Este vuelo es muy fugaz, y por supuesto, no están todas las que sucedieron, pero el espacio para la imprenta es corto. Aún asi, felicidades a todos los que se fajaron en el 2012, ¡Y a apretarnos más la faja en el 2013! 

Columna publicada el 14/01/2013 en el diario El Nuevo País

Resumen 2012. Parte I

El 2012 ha terminado y con él nace una nueva memoria, un período más de revisión y repaso por lo que dejaron sobre los distintos escenarios la troupé de creadores, intérpretes, productores, directores, técnicos, diseñadores y demás entusiastas que han hecho de las tablas su forma de vida. He acá una primera entrega a vuelo rasante sobre algunos de los espectáculos y hechos que pudimos reseñar durante el año recién fenecido. 

La Compañía Nacional de Teatro abría el 2012 con “Fecunda Zona” espectáculo basado en “Silva a la agricultura de la zona tórrida”, el más célebre de los poemas de Andrés bello, bajo la dirección general del coreógrafo Rafael Nieves. Los peligros latentes del fanatismo político surgieron en “La Ola”, versión teatral que Skena realizó sobre la película homónima, con la dirección de Basilio Alvarez El desastre ecológico de la plataforma petrolera Deepwater Horizon tuvo su reflexión escénica con “03 noches para 05 perros” de Gustavo Ott, bajo la dirección de Luis Domingo González. 

El primer trimestre cerraba con la buena nueva del Festival Internacional de Teatro de Caracas, reactivado después de seis años de paralización, y que aunque con un formato más reducido, logró mantener el espíritu de compaginar buenas propuestas nacionales y extranjeras. Diez compañías foráneas participaron en esta edición. Iniciando la celebración de sus 40 años de trayectoria el TET brindó “Las criadas” de Jean Genet, dirigida por Guillermo Díaz Yuma. Versatilidad, dedicación y sapiencia del oficio actoral recibieron un aplauso unánime en “Encuentro con Francis Rueda”, unipersonal en el que la actriz repasa una impecable trayectoria de más de 40 años. La Caracas colonial y sus matices pudieron verse con “Las Bejarano” de la mano de Wilfredo Tortosa y su Kabré Teatro. Desde el Táchira, Salamandra Teatro nos trajo “La empresa perdona un momento de locura”, de Rodolfo Santana dirigida por Freddy Pereyra. “Las amargas lágrimas de Petra Von Kant” se derramaron en el CELARG de la mano de Contrajuego y su director Orlando Arocha. El Circo Acrobático de Kumming abrió bocas de asombro y satisfacción con este género milenario. “Sintonía o hay un extraño en casa” de Elio Palencia, dirigida por Jennifer Flores, fue una reflexión para los más pequeños. El legado del maestro Vicente Nebreda fue ensalzado con “Celebrando a Nebrada”. Una comedia negra sobre el oficio del actor vimos en “Por la Cara” con la gente de Artgnosis Teatro. 

En la próxima entrega, seguiremos con la lista. ¡Afortunadamente, fue un año movido! 

Columna publicada el 07/01/2013 en el diario El Nuevo País

"Macbeth" reconducido

Es irritante que, sin importar el color con que se mire, nuestra cultura esté en manos tan deformes y artríticas. 

“Si no nos agarra el chingo, nos agarra el sin nariz”, reza un refrán popular que conocí por boca y repetición de mi mamá y que traigo a colación por lo sucedido esta semana pasada con la proyectada temporada de “Macbeth” de William Shakespeare en propuesta de Teatro del Contrajuego dirigida por Orlando Arocha y que suponía su estreno a mediados del 2013 en la sala del Teatro Chacao. 

Según lo denunciado en diarios de circulación nacional, redes sociales y una carta escrita por el mismo Arocha y dirigida a la Dirección de Cultura de la Alcaldía de Chacao, ésta institución luego de haber aprobado hace un año atrás el estreno de la pieza en la referida sala, echó para atrás la aprobación argumentando que la “Junta Directiva dice que debe ser otro tipo de espectáculo más atractivo para el público”. Pausa. Pausa larga. Quizá, inferimos, William Shakespeare el más importante autor de la historia del teatro universal no debe ser algo atractivo para el público. Quizá, “Macbeth”, una de los textos más transcendentales en la historia del teatro, tampoco es atractivo para el público. 

A ver, “Macbeth” es esencia una obra que desnuda la podredumbre del poder, que cuenta como la ambición desmedida de un hombre lo lleva a su propia ruina. Un hombre que en su reinado llega a creerse todopoderoso, invencible, y que hace lo que sea para mantenerse en el trono. La vigencia de la pieza no es velada. El director asume su intención y revela que quiere desarrollar la historia en una morgue, resaltando la relación intrínseca entre la violencia y el poder: “Si algo es terrible es la cantidad de gente que muere en Venezuela, como si hubiese una guerra... Hay mucha violencia y muerte en esa obra, y mucho abuso y arbitrariedad del poder. Es una visión completamente contemporánea que habla de lo que yo quiero hablar en este país” afirma Arocha sin empachos en una entrevista. 

A lo mejor eso es lo que no le gusta a la Junta Directiva del Teatro Chacao. Que nuestro teatro hable de lo que está pasando en el país. Mejor hablemos de orgasmos, de mujeres divorciadas, de testosterona, ese teatro es el que necesitamos para aislarnos de tanta alharaca, ¿verdad? ¿Shakespeare? ¡Pssst, por favor! Es irritante que, sin importar el color con que se mire, nuestra cultura esté en manos tan deformes y artríticas. 

Así estamos, en una acera se eliminan subsidios a grupos por no estar alineados revolucionariamente, y en la acera de enfrente se restan espacios por no ofrecer productos “rentables”. Bueno, si lo que querían era rentabilidad y no desarrollo cultural, ¡no hubiesen construido un teatro sino una discoteca! 

Columna publicada el 25/12/2012 en el diario El Nuevo País