jueves, 28 de febrero de 2013

"Festival de Teatro de Caracas 2013:una nueva edición, una nueva oportunidad"

Teatros recién inaugurados o remodelados como el “Simón Rodríguez”, “La Colmenita” (antiguo Tilingo), y la sala del antiguo cine Parque Central, se suman a la lista de nuevas infraestructuras. 

Caracas es nuevamente epicentro de la actividad escénica nacional con una nueva edición, la segunda, del Festival de Teatro de Caracas 2013, que desde el pasado 22 de febrero y hasta el próximo 10 de marzo tomará salas, espacios abiertos, recintos académicos y comunidades de toda la región capital. Con el lanzamiento de este festival en el 2011, organizado por la Alcaldía del Municipio Libertador a través FUNDARTE, asistimos no sólo a la retoma de un espacio clamado por el sector teatral, sino también a un reimpulso cuyo alcance traspasó los escenarios. Se recuperaron e incorporaron edificios teatrales que, luego de culminado el evento mantuvieron una programación continua, hecho aplaudido por tirios y troyanos. En aquella primera edición, se reunieron 80 grupos provenientes de todo el país en unas 160 funciones y más de 100 actividades académicas, previstas en un circuito de 13 salas, 08 espacios públicos y 30 espacios comunitarios. Realmente fue un gran banquete teatral del que participaron más de 700.000 comensales. 

Pero este inventario hubiese sido sólo un número anecdótico si la iniciativa no hubiera ido más allá del aplauso inicial. Uno de los temores pululante en aquél momento, bien fundado además por nuestra innegable historia de arrancar proyectos “maravillosos” haciendo de la primera piedra siempre “un momento histórico”, para dejarlos morir luego; era que el FTC 2011 no fuese cántico para un solo baile, y que su permanencia en el tiempo, en un acuerdo unánime, no sólo era deseable sino necesaria, para el teatro, para los que hacemos teatro, y para los que asisten al teatro. 

Para esta segunda edición se mantiene la pluralidad, convocando a grupos de diversas tendencias, apertura ésta por demás ejemplarizante y aleccionadora. Sus dimensiones y alcances aumentan: 120 compañías ofrecerán unas 250 funciones en 27 salas y 48 espacios comunitarios, en los que además se celebrarán actividades académicas, funciones de calle, foros críticos, talleres, exposiciones, conciertos. Teatros recién inaugurados o remodelados como el “Simón Rodríguez”, “La Colmenita” (antiguo Tilingo), y la sala del antiguo cine Parque Central, se suman a la lista de nuevas infraestructuras. 

Aplaudimos a la gente de FUNDARTE por retomar esta fiesta, y seguimos haciendo votos para que no se diluya en el tiempo. “Ver para creer” es el slogan de esta edición, y sí, seguiremos creyendo, ¡mientras sigamos viendo!

Columna publicada el  26/02/2013 en el diario "El Nuevo País"

"Glorius, la peor cantante del mundo"

Con todos estos aditamentos, probablemente no le fue difícil al escritor inglés Peter Quilter escribir “Glorius, la peor cantante del mundo” (2005) 

El 25 de octubre de 1944, Florence Foster Jenkins, cumplía su sueño y a casa llena interpretaba importantes arias de la música universal en uno de los escenarios más apetecibles para cualquier cantante, el Carnegie Hall de Nueva York. Lo insólito del evento, es que esta soprano de 76 años no tenía el más mínimo talento, oído o ritmo musical. Aun siendo considerada como la “peor cantante del mundo” llegó a trazarse una “carrera” de más de treinta años (sustentada por la cuantiosa fortuna que heredó de su padre banquero), grabar varios discos (mal) interpretando piezas de Brahms, Verdi, Strauss, Mozart, entre otros; y ofrecer recitales siempre abarrotados de público. Para añadir más “teatralidad” a su vida, un mes después de cantar en el Carnegie Hall, muere. Con todos estos aditamentos, probablemente no le fue difícil al escritor inglés Peter Quilter escribir “Glorius, la peor cantante del mundo” (2005), cuya versión en español llega a la sala del Trasnocho protagonizada por Elba Escobar, bajo la dirección general de Daniel Uribe, con la producción de Anayansi Carrasquel y Marcos Purroy. 

El texto de Quilter es una comedia que plantea una lectura ambivalente de la Florence: una mujer inspiradora que cumplió sus sueños a toda costa y sin importarle la opinión ajena, o bien, una mujer patéticamente ridícula que fue el hazmerreír de todo un país. La puesta en escena de Uribe apuesta por la sobriedad, en un escenario con algunos elementos de efectiva indicación espacio-tiempo, y dejando en los actores el peso de la trama, que aunque evidentemente humorística, guarda tras las partituras un drama soslayado. 

Elba Escobar, en el papel de Florence luce la sapiencia del oficio que le ha llevado a ser uno de los nombres más representativos de la escena venezolana. Se mueve por la piel de Florence con holgura, raya en el borde justo de la caricatura, pero la mantiene en una dimensión humana tan asequible que llega a conmover entre la risa burlesca. Para alcanzarla la actriz tuvo que tomar clases de mal canto –sí de MAL canto- durante dos meses para poder “desafinar”. Su contraparte es el pianista Cosme McMonn, a medio camino entre aprovechador y soporte de la diva, interpretado por Germán Anzola quién luego de un inicio titubeante, logra descubrirlo y nos lo muestra con limpieza. Liliana Meléndez, en el robusto papel de la asistente incondicional de Florence, y Alberta Centeno como una hilarante sirvienta portuguesa completan el elenco de esta pieza, que logra el fin último de la comedia: hablar de cosas muy serias, entre risas. 

Columna publicada el 19/02/2013 en el diario  "El Nuevo País"

viernes, 15 de febrero de 2013

"Súper Héroes"

La puesta en escena ideada por Rivera se hace de los correctos aditamentos del teatro infantil. 

Todo niño sueña con ser un súper héroe, tener súper poderes, volar, derribar paredes, pilotar extrañas naves, lanzar rayos con los ojos, y si no es mucho pedir (así lo pensábamos algunos por lo menos,) poder convertir en helado las cremas de vegetales y las ensaladas -¡puagh!-. Tal como Daniel, el pequeño protagonista de “Súper Héroes” obra infantil original de Marlubi Gómez y Alexander Rivera (éste último también a cargo de la dirección general) que desde el pasado 09 de febrero arrancó su temporada en la sala Urbán Cuplé del C.C.C.T. los fines de semana a las 02 de la tarde. 

Daniel, es un fanático de los superhéroes que sueña, dormido y despierto, con convertirse en uno y salvar al mundo. La noche en que los villanos Corruptela, Dr. Violento y Mr. Opresión escapan de la prisión de Arkham y emprenden un nuevo plan para apoderarse del planeta, verá su deseo cumplido al unirse a Batman, Hulk y la Mujer Maravilla en un intento por atrapar a los malvados y restablecer el orden. El texto plantea una historia sencilla, muy propia del universo del comic, salpicada con colocadas dosis de humor, que busca resaltar valores cercanos y necesarios en la niñez como el trabajo en equipo y la creencia en uno mismo. La puesta en escena ideada por Rivera se hace de los correctos aditamentos del teatro infantil y juega con coreografías simples, música pegajosa, vestuario vistoso y personajes tipo. En el centro del escenario, la cama del pequeño, que luego se convertirá en el tablero de mando del cuartel de los malos; un fondo decorado con paneles que al desdoblarse recrean el interior de una nave y una pared de ladrillos a la izquierda conforman un espacio escénico bastante sobrio. Mayor nivel de detalle puede observarse en los vestuarios, cuyo diseño y elaboración dan cuenta de una producción atenta. La Iluminación, no obstante, lució bastante plana tomando en consideración el género.

Para destacar, el valeroso trabajo de Aarón Alcalá Velazco quién con apenas seis años toma la responsabilidad de llevar adelante el rol protagónico. Además del alarde de memorización del texto, se sobrepone a la ansiedad natural y evidente, y se mantiene concentrado de principio a fin. Por el lado de los malos, Kelvis Martíz, Kenia Carpio y Kevin Jorges caracterizan con una comodidad sustentada en la gesticulación y la ampulosidad corporal . (Uhmm, interesante lectura la de los villanos que amenazan acabar con nuestra sociedad: Corruptela encarnada en una mujer muy atractiva, deseable, Dr. Violento como un hiperquinético indetenible y Mr. Opresión es un político de nariz “pinochesca”). Juan José Guzmán (Batman) y Suki Landaeta (Mujer Maravilla) tienen en sus roles material para sacarle punta y poder presentar personajes más perfilados y que logren traspasar el "como debe ser" inmediato de un super héroe. Al final, el emocionado aplauso de los chamos indica una ¡misión cumplida! 

Columna publicada el 12/02/2013 en el diario El Nuevo País

miércoles, 6 de febrero de 2013

"Rock ´n roll, la Revolución del Terciopelo"

El autor (ganador del Oscar por el guion de “Shakespeare Enamorado”) autodefine sus piezas como escritas “para gente preparada, con cierta perspicacia intelectual”.

La conocida como Revolución de Terciopelo fue un movimiento pacífico que causó la caída del comunismo en Checoslovaquia y el consecuente tránsito de éste país hacia la democracia y el capitalismo a finales de la década de los 80 del pasado siglo. Sus gobernantes pretendían resistirse tercamente a los irremediables cambios que se daban en la Europa comunista de la época, apuntalados por el reformista Gorvachov y su “Perestroika”. Su adjetivo “de terciopelo” hace alusión a la utilización de la palabra, y no de la fuerza o de las armas, para lograr sus objetivos. Como punto de partida del movimiento se tiene un manifiesto, la “Carta 77” –por el año en que fue presentada- en el que un grupo de intelectuales exponen sus diferencias con el régimen imperante, y cuyos frutos se verían más de veinte años después con la renuncia al poder del partido comunista en 1989. 

Es de este período y de estos hechos que el dramaturgo inglés (de origen checo) Tom Stoppard se vale para desarrollar una de sus piezas más célebres “Rock´ n Roll, la Revolución de Terciopelo”, que en versión y dirección de Vladimir Vera arrancó su temporada en el CELARG el pasado 31 de enero. La pieza orbita alrededor de un estudiante, su profesor, la familia de éste y cómo los ideales, la política y las trampas de la ideología van marcando el rumbo de sus vidas a lo largo de 25 años musicalizados por íconos de la cultura pop como Pink Floyd, Rolling Stones, The Doors, Guns and Roses, entre otros. 

El autor (ganador del Oscar por el guion de “Shakespeare Enamorado”) autodefine sus piezas como escritas “para gente preparada, con cierta perspicacia intelectual” y en este texto se hace patente tal cualidad al mostrarnos diálogos de marcado carácter discursivo y que exigen del espectador sentarse en la butaca con un marco referencial a cuestas. Vera se aleja de la confrontación ex profeso acostumbrada en sus montajes y presenta una puesta en escena bastante tranquila, convencional, que pareciera dejar el avispero sólo en el texto y sus posibles interpretaciones y paralelismos con nuestra realidad. Diálogos y cambios de elementos escenográficos se suceden sin mayores aspavientos teniendo como fondo una banda que interpreta en vivo grandes títulos del rock, y apoyados por asistentes de escena que, protegidos por la penumbra pero con presencia evidente,  entregan, sacan, y modifican los elementos de utilería.

Destaca Javier Vidal como Max, quien con su interpretación de un profesor arraigado a su ideología imprime calor a la tibieza general de la pieza. Elvis Chaveinte como Jan, se esfuerza, sin alcanzar el nivel que ha demostrado en otras interpretaciones. Completan el elenco Nattalie Cortez, Jesús Sosa, Gladys Seco, Domingo Balducci, Jan Vidal, Fabiola Arace y María Fernanda Esparza.

 ¡A rockanrrolear!

Columna publicada el 05/02/2013 en el diario El Nuevo País