Un sonido marino, un espacio diminuto que al mismo tiempo se convierte por obra y gracia de la escena en el infinito marco del océano; un silencio, una quietud, un azul que es el del mar y el del cielo; y de pronto irrumpe la palabra... el espacio se va llenando de un verbo que, como olas va y viene, arrastrando en su ritmo pendular un sentimiento cuyo nombre no tiene traducción en español, un sustantivo que solo puede ser entendido por una raza de navegantes: “saúdade”, palabra portuguesa que define una especie de nostalgia única, que va firmemente arraigada a los orígenes, a la tierra y al mar en el que se nace. Con esa “saúdade” en la sangre escribió Fernando Pessoa -el más grande poeta portugués del siglo XX- su poema “El marinero” que bajo la dirección general de Germán Mendieta llega al espacio íntimo del teatrino del Laboratorio Anna Julia Rojas hasta el próximo 01 de agosto, como un homenaje a su fundador Horacio Peterson.
“El marinero”, escrito hacia 1913 es un poema dramático en el que el autor lusitano presenta el mundo interior de tres hermanas que velan el cadáver de una cuarta, teniendo como marco la noche marina y como final inevitable la llegada de la luz del día, punto inevitable en el que la ensoñación ya no es posible. Es en definitiva un discurrir filosófico entre lo real y lo soñado, una metáfora épica con la que Pessoa se interna en los laberintos de la vida y la muerte, angustia reconocible en este autor, que en lo personal mostró su interés en lo esotérico y en el mundo de las fuerzas ocultas.
La puesta en escena ideada por Mendieta, rescata el carácter onírico del poema, recurre a imágenes que se cuelgan de la imaginación y busca mantener para el público el carácter teatral del poema. Las actuaciones de Karla Fermín, Cristina Klatt y Olivia Parra, no obstante su dedicación y pulcritud, dejan descansar los personajes –si los hay- en un evidente buen decir de la palabra, dejando una deuda interpretativa que se acrecienta con la utilización recurrente de clichés en las entonaciones, ademanes y posturas; lo que en un texto de lenguajes y sentido casi críptico, aleja al espectador de su entendimiento y disfrute pleno.
Columna publicada el 27/07/2010 en el diario "El Nuevo País"
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