Cuando se lee a Chuck Palahniuk (Washington, 1962) se asiste a una exposición de lo turbio. A su literatura se le ha tildado de provocadora, sórdida, carente de tapujos. Sus lectores lo ubican como un autor de culto y sus detractores como un pueril y estancado exponente de lo escatológico. Sea como sea Palahniuk es hoy uno de los novelistas “malditos” más populares alrededor del mundo. “El Club de la pelea” (1999), película protagonizada por Edward Norton y Brad Pitt es una adaptación que el director David Fincher hace de la novela homónima de Palahniuk, su novela más exitosa hasta la fecha. Los personajes de Palahniuk son individuos generalmente marginados, “fenómenos” que se debaten entre sus impulsos interiores y el status quo, el cual resulta las más de las veces, severamente cuestionado en el transfondo del relato.
Por otro lado, Vladimir Vera es un joven teatrero que se “caló” (en el buen sentido de la palabra, dondequiera que lo haya) los salones del extinto IUDET antes de irse a Barcelona, España a seguir en su terco empeño en hacer teatro, y lo hizo. Con su propia agrupación, Teatro Forte, y un elenco enteramente catalán estrenó en 2009 “Crónicas Palahniuk”, versión teatral de “Fantasmas”, una novela en la que el autor norteamericano reúne, en un recurso que recuerda a el “Decameron”, las historias que se cuentan unos a otros un grupo de personas aisladas de su entorno natural. Y desafiando el axioma de que nadie es profeta en su tierra (bueno, y también, confesémoslo, esperando resolver asuntos con la visa), Vera se trajo su grupo de vuelta a casa y en co-producción con el TET reestrenó, con un elenco enteramente criollo su propuesta, que va a su segunda temporada esta vez en la Sala José Ignacio Cabrujas.
La puesta en escena abre con una proyección de video-art que muestra una sucesión de imágenes, para algunos chocantes, como anticipando al espectador para lo que viene: cinco monológos a carne y palabra rasgada que nos acercan a un lado del que quizá no quisiéramos que nos hablaran, pero ya es irremediable. Temas como el materialismo, la sexualidad, la religión, la pérdida de los valores familiares, nos son lanzados, más bien escupidos, a la cara por unos personajes autodestructivos que echan mano del humor negro. Las actuaciones de María Fernanda Parra, Gabriel Aguero, Nadeschda Makaganow, Fedora Freites y Jesús Sosa resultan sencillamente equilibradas y contundentes. La dinámica de la puesta en escena sucumbe un poco al origen narrativo del texto, lo que sin ir en desmedro de la calidad de la propuesta, deja el sabor de que puede explotarse más el lenguaje y ritmo teatral . En definitiva, una buena bofetada para ser recibida los viernes y sábados a las 08:00pm y los domingos a las 06:00 pm, hasta el 01 de agosto.
Columna publicada el 20/07/2010 en el diario "El Nuevo País"
No hay comentarios:
Publicar un comentario