"Creo que en todo el gran teatro, el que ha llegado hasta nosotros, ha habido siempre un discurso político y social, tendiente a estimular el interés, la participación, la solidaridad... o la indignación. En resumen, tomaba postura, colocándose a menudo como acusación contra ciertos modelos o actitudes de la sociedad, desde el teatro griego hasta el teatro más cercano a nosotros, incluyendo a Shakespeare y a Molière". Esta larga cita sobre el caracter contestatario del teatro pertenece a uno de los nombres más importantes del arte escénico contemporáneo: el italiano Darío Fo. E iniciar con estas palabras obedece a dos razones, la primera es que comulgo con ese parecer y se me hace necesario mantenerlo vigente; segundo, la presentación que el pasado 04 de febrero hiciera el actor Gustavo Rodríguez en la Plaza Brión de la pieza “Pensamiento único” a través de la Fundación José Ignacio Cabrujas y la Alianza para la Libertad de Expresión.
Sin cortapisas, sin metáforas, sin insinuaciones, sino de frente y con marcada intencionalidad la propuesta buscaba poner de manifiesto la inconformidad con el sistema de gobierno actual, que a parecer del actor, representa una amenaza a la libertad de pensamiento. Ataviados con franelas rojas y máscaras, algunas decenas de personas que formaban parte del montaje (a los que se les sumaron los espontáneos que nunca faltan) seguían al unísono las directrices que en tono militar emanaban del humorista Rolando Salazar, también partícipe de esta pieza ligera de teatro de calle que hizo del boulevard de Chacaíto un gran escenario al aire libre y abierto a todo el que quisiera presenciar y participar.
A decir de Rodríguez, esta pieza, con manifiesta influencia de “El Gran Dictador”- una de las películas más importantes de Charles Chaplin- guarda en su intención mostrar de manera satírica la acentuada militarización de nuestra sociedad, y denunciar el peligro que supone la construcción por parte del gobierno de lo que el otrora ministro de comunicaciones Andrés Izarra definiera como “hegemonía comunicacional”. La utilización del teatro como herramienta de reflexión es una decisión natural para quién como Gustavo Rodríguez ha desarrollado una respetable y larga carrera sobre las tablas y detrás de las cámaras de televisión y cine; y más allá del hecho artístico, el actor quiere expresar aquí su propio compromiso ciudadano, su posición personal, sin encubrir con ello ninguna actividad “subversiva o desestabilizadora” como él mismo aclara.09/02/2010
Teatro en su natural estado contestatario, ¡más nada!Columna publicada el 09/02/2010 en el diario "El Nuevo País"
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