Cuando uno se topa con la casi interminable fila testimonial de lo hecho por Hitler y sus nazis, profusamente retratada en libros, películas, documentales, arte gráfico, o cualquier otra forma que adquiera el recuerdo, uno siempre se pregunta ¿como pudo este hombrecito de bigote gracioso conseguir seguidores?
Viéndolo a la distancia, con el vidrio de un fortalecido “super-yo”, es inmediato pensar que cualquier persona con un mínimo de raciocinio jamás se prestaría a apoyar un sistema autocrático, resultaría incluso algo antinatura. Pero el hecho es que la historia ha demostrado que con una inteligente dosis de manipulación, las sociedades se embelesan y pueden ser llevadas como dóciles ratoncillos al desfiladero, encantadas por las notas de un flautista carismático.
Bajo esa premisa, un profesor de la Universidad de Palo Alto, California, realizó en 1967 un experimento para demostrarle a sus alumnos lo fácil que es manipular a las masas, dejando abierta la posibilidad de que aún hoy se repitan fenómenos como el nazismo. El experimento, dió lugar a una novela en 1981, y en el 2008, a una película alemana de gran éxito: “La Ola”, escrita y dirigida por Dennis Gansel. Es a partir de este guión que el reconocido actor y director Basilio Álvarez asume el reto de realizar una versión teatral de la historia y llevarla a las tablas con su agrupación Skena, bajo la dirección de Armando Alvárez en el Espacio Plural del Trasnocho Cultural.
Con la imposición paulatina de reglas necesarias para el cultivo de valores como la identidad, la solidaridad, el valor, la disciplina; el profesor Reiner,va creando junto a sus alumnos una pequeña comunidad, uniforme y bien diferenciada del resto. Pero lo que se inicia como un ejercicio académico, termina por convertirse en un movimiento ideológico real, más allá de su control y dificil de parar.
Esta versión venezolana de espíritu hiperrealista, juega con la universalidad del tema, y muestra en dos planos discursivos - el teatral y el audiovisual- las implicaciones que en su entorno va generando el cambio de conducta operado en los estudiantes y en el propio profesor.
Así como para muchos sería impensable que en la Alemana actual resurgiera el nazismo, para tantos también era hiperlejano que algún tipo de autoritarismo resurgiera en una sociedad como la venezolana, y aunque el montaje evita las referencia directas, alejándose afortunadamente del panfleto, permite abrir el abanico de la reflexión y que el espectador establezca sus propias conexiones con esa ficción teatral ocurrida en un país sin nombre.
El teatro político asoma su cabeza, y siempre con ojo avizor, aunque se exponga al palazo.
Columna publicada el 07/09/2010 en el diario "El Nuevo País"
Viéndolo a la distancia, con el vidrio de un fortalecido “super-yo”, es inmediato pensar que cualquier persona con un mínimo de raciocinio jamás se prestaría a apoyar un sistema autocrático, resultaría incluso algo antinatura. Pero el hecho es que la historia ha demostrado que con una inteligente dosis de manipulación, las sociedades se embelesan y pueden ser llevadas como dóciles ratoncillos al desfiladero, encantadas por las notas de un flautista carismático.
Bajo esa premisa, un profesor de la Universidad de Palo Alto, California, realizó en 1967 un experimento para demostrarle a sus alumnos lo fácil que es manipular a las masas, dejando abierta la posibilidad de que aún hoy se repitan fenómenos como el nazismo. El experimento, dió lugar a una novela en 1981, y en el 2008, a una película alemana de gran éxito: “La Ola”, escrita y dirigida por Dennis Gansel. Es a partir de este guión que el reconocido actor y director Basilio Álvarez asume el reto de realizar una versión teatral de la historia y llevarla a las tablas con su agrupación Skena, bajo la dirección de Armando Alvárez en el Espacio Plural del Trasnocho Cultural.
Con la imposición paulatina de reglas necesarias para el cultivo de valores como la identidad, la solidaridad, el valor, la disciplina; el profesor Reiner,va creando junto a sus alumnos una pequeña comunidad, uniforme y bien diferenciada del resto. Pero lo que se inicia como un ejercicio académico, termina por convertirse en un movimiento ideológico real, más allá de su control y dificil de parar.
Esta versión venezolana de espíritu hiperrealista, juega con la universalidad del tema, y muestra en dos planos discursivos - el teatral y el audiovisual- las implicaciones que en su entorno va generando el cambio de conducta operado en los estudiantes y en el propio profesor.
Así como para muchos sería impensable que en la Alemana actual resurgiera el nazismo, para tantos también era hiperlejano que algún tipo de autoritarismo resurgiera en una sociedad como la venezolana, y aunque el montaje evita las referencia directas, alejándose afortunadamente del panfleto, permite abrir el abanico de la reflexión y que el espectador establezca sus propias conexiones con esa ficción teatral ocurrida en un país sin nombre.
El teatro político asoma su cabeza, y siempre con ojo avizor, aunque se exponga al palazo.
Columna publicada el 07/09/2010 en el diario "El Nuevo País"
No hay comentarios:
Publicar un comentario