“Hay obras que yo escribo y no las sé montar, esta es una de esas y necesito que la montes tú”. Asi de espontáneo el dramaturgo Gustavo Ott le entregó el texto de la pieza “Señorita y Madame” al director Luis Domingo González cuando en una conversación discutían qué proyectos llevaría a escena el Teatro San Martin este 2010. Como usualmente lo hace, Ott envió el texto a concurso antes de ser montado, y resultó acreedor del Premio 4ème Concours d`Ecriture Thèatrale Caraîbe 2009, competencia organizada por ETC Caribe, con el patrocinio del Fondo Internacional para la Cultura de la Unesco, Culture France, el Ministerio de Relaciones Exteriores de Francia y el Ayuntamiento de París.
“Señorita y Madame” narra la histórica y agresiva rivalidad que existió entre Helena Rubinstein y Elizabeth Arden, íconos de la belleza y la publicidad. De vidas y muertes casi paralelas, estas mujeres construyeron imperios industriales y financieros que se propagaron por el mundo a punta de feroces dentelladas entre ellas, sentando las bases del marketing actual. Ambas se casaron dos veces, y ambas la segunda vez con un príncipe. Ambas llenaron sus vacíos emocionales con manías. Ambas antepusieron los negocios a su vida personal. El casi siempre tomado por banal mundo de la belleza y los cosméticos, se expone en esta pieza para hablar del “exquisito vínculo entre el odio y la admiración”; y sirve además como excusa para contar el desarrollo de un convulsionado siglo XX marcado por guerras mundiales, holocaustos, crisis globales y el apogeo de la industrialización.
Un escenario dividido en dos que claramente separa a las protagonistas -que nunca llegan a tocarse ni a tratarse directamente- al fondo y a cada lado puertas que reflejan simbólicamente a ambos personajes, y cubos que mutan funcionalmente; conforman una propuesta escénica que apunta a la utilización de un espacio definido por el director como “esencial” sustentado en formas geométricas básicas. Esa búsqueda de la reducción también se evidencia en el elenco, cuyo virtuosismo le permitió a González dejar en seis actrices el desdoblamiento de toda una gama de personajes y tiempos que juegan a lo largo de la historia. La puesta en escena hurga en el carácter épico de la obra nutriéndose de lo brechtiano y del expresionismo.
Verónica Arellano en la piel de Madame Rubinstein y Valeria Castillo como la Señorita Arden, flanqueadas por Irabé Seguías, Mariana Alviárez, Jennifer Morales e Ysandra González conforman la troupé femenina que hasta el próximo 02 de mayo en la Sala del Teatro San Martin, estarán librando esta guerra de labiales que definió una época, reinventó el concepto de lo femenino, y le dió al mercadeo moderno las bases de lo que es. ¡Hay algo no tan frívolo detrás de las cremas antiarrugas!
Columna publicada el 27/04/2010 en el diario "El Nuevo País"
Es la mejor pieza del 2010 hasta ahora montada, bravo!!!
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