lunes, 9 de noviembre de 2009

Telón de boca...cerrada

àbula Rasa

Hoy no voy a hablar de ninguna obra. Hoy la indignación me impide hablar de otra cosa que no sea el inminente peligro de un telón cerrado de por vida y de un ensordecedor silencio en las butacas y tras bastidores. Compañeros actores, productores, directores, diseñadores, docentes, en fin, teatreros todos; es más, artistas todos, de la danza, de la música, del cine, de la plástica: ¡el silencio es inaceptable!

La supresión de subsidios a agrupaciones teatrales por razones abiertamente ideológicas, no puede ni debe pasar como una anécdota más de este pintoresco tiempo revolucionario por el que transitamos. Independientemente de la concepción personal ante esos grupos o las personas que lo conforman, el asunto de fondo es que estamos frente a un estrangulamiento velado a la libre expresión del arte, que es y debe ser libérrimo. Considerar pernicioso el ejercicio libre de una postura es, por la medida chiquita, una soberana estupidez.

Pero lo que a mi modo de ver le agrega un puño de sal a esta herida es el silencio generalizado del sector. El mentado artículo 2 para los criterios de otorgamiento de los convenios de cooperación cultural sufre un repudio generalizado entre tirios y troyanos, pero no es más que un grito ahogado entre pasillos, una mordedura de labios. Se hace necesario y urgente el pronunciamiento en bloque, la toma de posición abierta y frontal en conjunto de todos los dolientes de la cultura. No se trata de solidaridades automáticas teñidas por el rojo o el azul. Desde cualquier color este golpe es inaceptable para la comunidad artística. ¿Qué tienen que decir los estudiantes y profesores de la UNEARTE? ¿Y qué de la Escuela de Arte de la UCV? ¿ALIARTS? ¿La Compañía Nacional de Teatro? ¿la de Música? ¿la de Danza? ¿la de Circo?

Hay que gritar la desnudez del emperador y su primitivo ejercicio de políticas culturales, es más ¿de qué políticas estamos hablando? ¿de cuál democratización? porque hasta donde se puede comprobar en los dos principales complejos que tiene el estado en Caracas (Teresa Carreño y CELARG) prevalecen, o la agenda política partidista o el teatro comercial de evasión, ese de la risa irreflexiva (y a precios- por cierto- nada “solidarios”). ¿Nos calaremos sin chistar una lista tascón cultural? El silencio es complicidad, y mientras nos quedemos callados, seremos cómplices de la versión criolla de un Macarthismo imbécil.

27/ 10/ 2009


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