martes, 31 de mayo de 2011

"Baraka"

Baraka”, vocablo marroquí que denota una expresión de saludo y deseos de buena suerte, es el santo y seña que cuatro amigos de la infancia escogieron como forma particular de saludarse. Estos amigos se han hecho adultos y cada una de sus vidas han tomado rumbos disímiles. Luego de muchos años, y con la llegada inevitable de la madurez, en retrospectiva quedan en evidencia también las esperanzas y las desilusiones.

Baraka” es una de las obras más importantes del teatro holandés moderno y su autora, María Goos, una de las figuras más resaltantes de las tablas neerlandesas. Escrita originalmente en el 2002, este texto, cargado de humor y reflexión, se pasea por la amistad que une a Pedro, Juan, Tom y Martín, poniendo sobre el tapete una visión de la condición masculina: sus valores, sus agridulces contradicciones, y su incesante búsqueda del reconocimiento, del dinero, del poder. Su versión inglesa fue estrenada en el 2004 en el Teatro Old Vic de Londres, dirigida nada menos que por Kevin Spacey. Bajo la dirección de Héctor Manrique, el Grupo Actoral 80 la estrena por primera vez en nuestro país, en su versión en español, y la sube al escenario del Teatro Trasnocho.

Pedro es un homosexual solitario que no ha logrado cuajar esa relación estable que le complete. Es también un funcionario público en el área cultural de una alcaldía. Ahora mismo, enfrenta una acusación por malversación de bienes públicos. El abogado que lleva su caso, Tom, acaba de rehabilitarse por su adicción a la cocaína y las secuelas de los muchos años de autodestrucción son física y mentalmente evidentes. Ayuda también en el caso con sus influencias políticas, Juan, economista que espera en pocos días su nombramiento como flamante ministro de Relaciones Exteriores, felicidad que contrasta con su maltrecha vida familiar. Completa el cuarteto, Martín, famoso director de teatro, pero cuyas obras, en el entender de sus amigos, son somníferas y de mal gusto.

La puesta en escena deja todo el peso de la pieza en el trabajo actoral de Javier Vidal (Pedro), Carlos Cruz (Juan), Iván Tamayo (Tom) y el propio Manrique (Martin), quienes en un espacio escenográfico inamovible, resuelven las escenas con fortaleza, desparpajo y buena química. El buen manejo del humor, no solapa la carga reflexiva que el texto deja colar. En definitiva, un montaje solvente y recomendable.

Columna publicada el 21/03/2011 en el diario "El Nuevo País"

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