Thomas Lanier Williams III, que es el nombre real del autor, nació en la sureña Missisipi y es en su región natal donde asienta el escenario para la mayoría de los dramas que brindó al mundo. Sus personajes principales -que presentan rasgos generalmente autobiográficos- siempre retratan al individuo marginado en oposición a su entorno, y en las situaciones de sus obras se expresan metáforas claras que ponen en evidencia los rasgos de la sociedad de su época, una sociedad de post-guerra, transicional entre los antiguos valores y las nuevas corrientes necesarias. Sus obras generaron, además de acérrimas críticas de los conservadores y el creciente aplauso en los teatros, versiones cinematográficas que hoy se han convertido en clásicos indispensables en la historia del séptimo arte. Su pieza más emblemática “Un tranvía llamado deseo” que le hizo acreedor del Premio Pulitzer en 1948, fue llevada a la gran pantalla bajo la dirección del mítico Elia Kazan y con ella se le dio a conocer al mundo un joven actor, un muchacho sencillo él, egresado del Actor's Studio que interpretaba el papel de Stanley Kowalsky: Marlon Brando. “La gata sobre el tejado de zinc caliente” (Premio Pullitzer en 1955) tuvo como protagonistas a Elizabeth Taylor y Paul Newman en su versión cinematográfica de 1958.
El Zoo de Cristal (1945) y “La noche de la iguana” (1961) ganaron el Premio de la Crítica Teatral de Nueva York. En 1952 “La rosa tatuada” le valió el Premio Tony (el Oscar del teatro) como mejor obra.
La dramaturgia de Williams siempre contrapuso dos grandes fuerzas de la sociedad, una puritana, conservadora, ya en decadencia; y otra rebelde, emergente, que apuesta por el rechazo a las convenciones; ambas reflejadas en las actitudes de sus personajes arquetípicos. Con carácter naturalista enmarcó sus intensas tramas en espacios reales, casi claustrofóbicos, intimamente relacionados con su vida, pero añadía a sus historias un toque de sueño, de irrealidad.
Ya en el Teatro Trasnocho está en cartelera “Un tranvía llamado deseo”, la veremos y les contaremos cómo nos va...
Columna publicada el 03/05/2011 en el diario "El Nuevo País"
No hay comentarios:
Publicar un comentario