Este pasado domingo, 27 de marzo, se celebró una vez más, y como se hace desde 1961, un nuevo Día Internacional del Teatro. Alrededor del orbe, los centros nacionales de teatro de cada país organizaron actividades conmemorativas, charlas, representaciones teatrales, foros, performances y demás bocados escénicos para darle otro empujoncito al gran carro de Tespis.
En un mundo con la piel todavía sangrante por los horrores de la Segunda Guerra Mundial, en el año 1948 se crea por iniciativa de la UNESCO el Instituto Internacional del Teatro (ITI) organización no gubernamental que ponía sobre la mesa la apuesta del arte escénico como agente de solidaridad y comprensión entre los países. Frente a la metralla y el humo, los teatreros del mundo ponían las tablas y el vuelo del telón. Y fue en el IX Congreso del ITI, celebrado en Viena, que un representante de Finlandia propuso la instauración de este día de celebración; la escogencia del 27 de marzo para tal fin obedece a que en esta fecha se hacía en París el “Festival Teatro de las Naciones ITI – UNESCO”, que reunía a agrupaciones de todo el orbe. Parte central de la celebración es la invitación que se le hace a una personalidad teatral a escribir y ofrecer el Mensaje del Día Mundial del Teatro, que se lee a los espectadores en todo el mundo justo antes de comenzar cualquier función de este día. El de este año le correspondió a la Dra. Jessica A. Kaahwa, de Uganda, dramaturga, directora, actriz, docente teatral, y activista humanitaria. Su mensaje no podía tener más vigencia. He aquí algunos extractos:
“La celebración de hoy es un reflejo fiel del inmenso potencial que posee el teatro para movilizar comunidades y tender puentes. ¿Han pensado alguna vez que el teatro podría ser una herramienta muy poderosa para la paz y la reconciliación?”
“…el teatro es un medio probado de progreso y defensa de las ideas, que mantenemos y por las que estamos dispuestos a luchar cuando no se respetan, de forma colectiva. Es por tanto una farsa mantenerse callados en momentos como el nuestro, conociendo el poder del teatro, y permitir a los que empuñan armas y lanzan bombas ser los pacificadores de nuestro mundo. ¿Cómo pueden estas herramientas de alienación ser también instrumentos de paz y reconciliación?” Os exhorto, en este Día Mundial del Teatro, a reflexionar sobre esta posibilidad y a proponer al teatro como herramienta universal de diálogo, transformación y reforma social.”
Nada más que agregar salvo ¡Feliz Día Internacional del Teatro, a mis lectores y colegas!
Columna publicada el 29/03/2011 en el diario "El Nuevo País"
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