Guantes, orejeras, abrigos y botas forradas, ¡Listos! Aunque exagerado, la teatralidad del equipaje brinda como un inevitable y necesario contraste que justifique el apuro por salir del calor y el caos caraqueño, dejarlo atrás por unos días, y transportarse sin pensarlo siquiera –bueno, no a Los Pirineos, como pudiera pensar quién ve los aparejos preparados- sino a la apacible ciudad de los caballeros: Mérida.
Y es que desde el 12 al 16 próximos de realizará allí La Fábrica Audiovisual: IV Simposio Internacional de Estética y Cine, organizado, como desde sus inicios, por la Fundación para el Desarrollo de las Artes y la Cultura.
El evento, de corte formativo, es junto con el Festival de Cine Venezolano de Mérida, de los más esperados , tanto por la comunidad estudiantil que hace vida en la Escuela de Medios de la ULA, como por cineastas, actores, productores, técnicos y demás involucrados en la creación cinematográfica en el país.
Este año, el simposio estará dedicado al Diseño de la Producción enfocado en distintas especialidades de realización: Ficción, Documental, Animación, Televisión, y Publicidad; y entendido como el área de planificación y ejecución de los procesos de producción de un audiovisual y no en el acostumbrado enfoque anglosajón que asume como diseño de producción el espacio de la dirección de arte.
Para cada una de las especialidades traerá destacados exponentes nacionales e internacionales quienes en clases magistrales compartirán conocimientos y experiencias durante una semana.
Por la casa, se oíran nombres como Leonardo Padrón, Héctor Palma, Beto Benites, Martin Hahn, Alexandra Henao, César Bolívar, Mariela Maldonado (venezolana guionista del corto animado Pedro y el Lobo, ganador del Oscar en 2008). Diego Ramirez (Colombia) productor ejecutivo, Marcelo Pont (Argentina) diseñador de producción y director de arte en películas que han ganado el Oscar y el Goya; Robin Todd (Inglaterra), sonidista, músico y fotógrafo de cortometrajes animados destacan entre los invitados internacionales.
La necesidad de espacios para la formación y actualización de conocimientos, sobre todo en el área de las artes, es una constante que encuentra en iniciativas puntuales, una respuesta que viene como sorbo de agua fresca en mitad de un desierto de ofertas. Nuestras artes exigen, cada día, profesionales mejor preparados, mejor formados, para enfrentar el empirismo que atenta contra su calidad.
Columna publicada el 06/11/2012 en el diario El Nuevo País
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