Es irritante que, sin importar el color con que se mire, nuestra cultura esté en manos tan deformes y artríticas.
“Si no nos agarra el chingo, nos agarra el sin nariz”, reza un refrán popular que conocí por boca y repetición de mi mamá y que traigo a colación por lo sucedido esta semana pasada con la proyectada temporada de “Macbeth” de William Shakespeare en propuesta de Teatro del Contrajuego dirigida por Orlando Arocha y que suponía su estreno a mediados del 2013 en la sala del Teatro Chacao.
Según lo denunciado en diarios de circulación nacional, redes sociales y una carta escrita por el mismo Arocha y dirigida a la Dirección de Cultura de la Alcaldía de Chacao, ésta institución luego de haber aprobado hace un año atrás el estreno de la pieza en la referida sala, echó para atrás la aprobación argumentando que la “Junta Directiva dice que debe ser otro tipo de espectáculo más atractivo para el público”. Pausa. Pausa larga. Quizá, inferimos, William Shakespeare el más importante autor de la historia del teatro universal no debe ser algo atractivo para el público. Quizá, “Macbeth”, una de los textos más transcendentales en la historia del teatro, tampoco es atractivo para el público.
A ver, “Macbeth” es esencia una obra que desnuda la podredumbre del poder, que cuenta como la ambición desmedida de un hombre lo lleva a su propia ruina. Un hombre que en su reinado llega a creerse todopoderoso, invencible, y que hace lo que sea para mantenerse en el trono. La vigencia de la pieza no es velada. El director asume su intención y revela que quiere desarrollar la historia en una morgue, resaltando la relación intrínseca entre la violencia y el poder: “Si algo es terrible es la cantidad de gente que muere en Venezuela, como si hubiese una guerra... Hay mucha violencia y muerte en esa obra, y mucho abuso y arbitrariedad del poder. Es una visión completamente contemporánea que habla de lo que yo quiero hablar en este país” afirma Arocha sin empachos en una entrevista.
A lo mejor eso es lo que no le gusta a la Junta Directiva del Teatro Chacao. Que nuestro teatro hable de lo que está pasando en el país. Mejor hablemos de orgasmos, de mujeres divorciadas, de testosterona, ese teatro es el que necesitamos para aislarnos de tanta alharaca, ¿verdad? ¿Shakespeare? ¡Pssst, por favor! Es irritante que, sin importar el color con que se mire, nuestra cultura esté en manos tan deformes y artríticas.
Así estamos, en una acera se eliminan subsidios a grupos por no estar alineados revolucionariamente, y en la acera de enfrente se restan espacios por no ofrecer productos “rentables”. Bueno, si lo que querían era rentabilidad y no desarrollo cultural, ¡no hubiesen construido un teatro sino una discoteca!
Columna publicada el 25/12/2012 en el diario El Nuevo País
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