En el año 1933, en la pequeña localidad de Le Mans, al noroeste de Francia, las hermanas Christine y Lea Papin cometían uno de los crímenes más desconcertantes en la historia penal gala. Ambas hermanas servían a la acaudalada familia Lancelin, desde hacía unos siete años, y según las investigaciones el trato dado por sus patronos se enmarcó siempre en los “límites establecidos de la corrección”.
El 02 de febrero, el señor Lancelin, al no obtener respuesta telefónica ni de su esposa, ni de su hija, se dirigió preocupado a casa. Ya había anochecido. Tanto la puerta principal, como la de servicio, estaban cerradas por dentro. El rastro de la única luz encendida escapaba por la rendija de la puerta del cuarto de las criadas. Cuando las autoridades forzaron la entrada encontraron los cadáveres, madre e hija, dantescamente mutilados, “en el suelo había huesos, dientes arrancados, un ojo, horquillas, botones, un llavero y un paquete desecho”, reza el informe policial. Las homicidas confesaron su crimen sin ninguna vacilación cuando fueron encontradas en su cuarto, acostadas, desnudas, abrazadas y con rastros de sangre seca. Durante el juicio, no se encontró ningún móvil excepcional. No se encontraron maltratos, anomalías, disputas, algo, tan siquiera algo, que hubiese dado motivo a las hermanas. Simplemente la explosión de una furia contenida. El suceso removió durante mucho tiempo la atención de psicólogos, abogados, poetas, cineastas y –como no- dramaturgos.
Jean Genet, inspirado en el hecho, concibió en 1947 una de las piezas más reconocidas del teatro contemporáneo: Las Criadas, y para iniciar la celebración de su 40° aniversario el Taller Experimental de Teatro (TET) la trae a escena de la mano del director Guillermo Díaz Yuma.
La propuesta no esconde su interés por la crítica a los estereotipos sociales y busca excavar en la múltiple dimensión humana que se desplaza entre polos. ¿Rebelión de los oprimidos? ¿Simple materialización de la envidia? Sobre su pertinencia afirma el director: “Me es difícil no relacionar esta obra con el mundo y el país en que vivimos (...) Dos criadas en un continuo ensayo psicótico alimentado por la intolerancia a su condición.” Mónica Quintero, Jariana Armas y Lya Bonilla conforman el elenco que hasta el próximo 22 de abril dará vida a esta sórdida historia en el Teatro Luis Peraza, los viernes y sábados a las 7pm y domingos a las 06 pm.
Columna publicada el 20/03/2012 en el diario El Nuevo País
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