Por allá por los años 60, mientras en el mundo se abrían puertas a movimientos progresistas, ocurrían marchas a favor de los derechos civiles, se alzaban protestas anti-bélicas, se adelantaban procesos a favor de minorías, se izaba el “paz y amor” como bandera; aquí mismo al lado, en Brasil, en Río de Janeiro se ponía en marcha la Operación Mata-mendigos, con la que se ordenaba el exterminio de indigentes a través de redadas policiales. Toda una oda a la tolerancia y al progreso ¿no? Ese suceso despertó, no solo el interés de la prensa de la época, sino la inspiración del dramaturgo Jorge Díaz, uno de los autores más premiados del teatro chileno, quién hurga hacia el fondo de lo sucedido con la pieza “Topografía de un desnudo” (1967); cuya temporada acaba de culminar en la Sala del Teatro San Martín a cargo de la agrupación “Escena de Caracas”.
Si bien el texto no es una recreación exacta de lo sucedido, sí busca a través de un testimonio libre hacer una representación universal de la injusticia, la represión y la violencia; que lo mismo ocurre en Brasil, como ocurre aquí, al lado, más allá, más arriba o más abajo en el continente. La aparición del cadáver de un indigente irá destapando una trama en la que se develan situaciones que tocan a estos personajes del inframundo, pero también a jueces, policías, fiscales. La puesta en escena, bajo la dirección general de Costa Palamides, apunta al cuestionamiento de los poderosos, de los funcionarios que, al igual que los reyes tolkianos “por sobre todas la cosas desean poder”, y harán lo necesario para mantener sus privilegios. Se evidencia en la búsqueda corporal de los actores una danza que indaga en el paralelismo entre lo humano y lo animal enmarcado en una estética que recuerda la jaula y el terror. Es pues una denuncia que con matices de humor e ironía satiriza nuestra identidad como sociedad latinoamericana.
Delbis Cardona, Nadeschda Makagonow, Arnaldo Mendoza, Betsabé Correa, Ignacio Marchena, Margarita Morales y Khalil Gómez conforman el elenco. El vestuario es de León Padilla, la iluminación de Gerónimo Reyes, la asistencia de dirección de Germán Manrique; y la producción general es de Coco Seijas y Delbis Cardona.
Si bien el texto no es una recreación exacta de lo sucedido, sí busca a través de un testimonio libre hacer una representación universal de la injusticia, la represión y la violencia; que lo mismo ocurre en Brasil, como ocurre aquí, al lado, más allá, más arriba o más abajo en el continente. La aparición del cadáver de un indigente irá destapando una trama en la que se develan situaciones que tocan a estos personajes del inframundo, pero también a jueces, policías, fiscales. La puesta en escena, bajo la dirección general de Costa Palamides, apunta al cuestionamiento de los poderosos, de los funcionarios que, al igual que los reyes tolkianos “por sobre todas la cosas desean poder”, y harán lo necesario para mantener sus privilegios. Se evidencia en la búsqueda corporal de los actores una danza que indaga en el paralelismo entre lo humano y lo animal enmarcado en una estética que recuerda la jaula y el terror. Es pues una denuncia que con matices de humor e ironía satiriza nuestra identidad como sociedad latinoamericana.
Delbis Cardona, Nadeschda Makagonow, Arnaldo Mendoza, Betsabé Correa, Ignacio Marchena, Margarita Morales y Khalil Gómez conforman el elenco. El vestuario es de León Padilla, la iluminación de Gerónimo Reyes, la asistencia de dirección de Germán Manrique; y la producción general es de Coco Seijas y Delbis Cardona.
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