Como
parte de su primera gira latinoamericana, el Circo Acrobático de Kunming vuela
por unos días en nuestro país, con un periplo que lo llevará por varias
ciudades. Desde inicios de mayo están instalados en Caracas, al lado del C.C.
San Ignacio, para luego visitar Maturín y Puerto Ordaz.
Esta
agrupación es una de las escuelas de arte circense más importantes de la
legendaria China, país con una historia impecable en el origen, desarrollo y
evolución de este género escénico. Hace más de tres mil años, las actividades
físicas propias de los números actuales de circo – contorsionismo, malabares, acrobacias-
estaban relacionadas con el entrenamiento de guerreros, rituales religiosos y
días festivos. China, Mongolia, India, en el oriente; Egipto, Grecia, Roma, en
occidente, conforman las principales civilizaciones precursoras de este arte.
“Sueños
de una niña” es el espectáculo que este
circo llevará por toda Latinoamérica, y presenta la historia de una pequeña que
sueña con llegar a ser una artista de circo. Catorce números conforman la puesta en escena ejecutada
por casi treinta jóvenes de entre 09 y 26 años que despliegan en escena una
inmaculada técnica junto a una incuestionable disciplina. Las recordadas, por
impresionantes, ceremonias de
inauguración y cierre de los Juegos Olímpicos de Beijing 2008 contaron con la
participación de esta agrupación. Una muestra del altísimo nivel que ofrecen
sus espectáculos. Nivel que se logra desde muy temprana edad, como parte de un
importante régimen de educación física impartido en la escuela.Una iluminación
moderna, una música que mezcla acordes del folcklore chino con ritmos pop y
electrónicos, a veces potente y a veces bucólica como acompañamiento exacto a
lo que sucede en escena; y un vestuario
renovado y vistoso dan el toque contemporáneo a la propuesta, que integra tradición
milenaria con nuevas técnicas.
Valores como la amistad, la
entrega, el sacrificio y la pasión por alcanzar los sueños buscan ser reflejados
en los números de diábolos, telas y aros aéreos, equilibrio corporal, torres
humanas, elasticidad, saltos mortales, piruetas imposibles, acrobacias que
causan perplejidad, no sólo por lo complejo que se le puede antojar a la vista,
sino por la facilidad con la que son ejecutadas. Y sin malla de seguridad, ni
arnés, a lo sumo unas colchonetas para amortiguar la caída en unos de los números.
¡Da hasta rabia!
Columna publicada el 22/05/2012 en el diario El Nuevo País
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