Estas últimas columnas del año queremos dedicarlas al recuerdo, como homenaje, de algunas de las figuras emblemáticas de nuestro teatro que en estos últimos meses bajaron su telón en este escenario tumultuoso que se llama vida.
Francisco “Paco” Alfaro formaba parte de ese pequeño grupo de jóvenes que bajo la dirección de Carlos Giménez reventaron el status quo teatral venezolano, por allá a inicios de los setenta, con una pieza rebelde, incisiva, poética: “Tu país está feliz”. Con esa experiencia nacía el Grupo Rajatabla y con él una nueva visión escénica que a la postre se convertiría en referencia innegable del teatro venezolano en el siglo XX.
La agrupación ha llevado a escena más de cien espectáculos, la mayoría de autores criollos, y desde el arranque, y en cada una de ellas Paco Alfaro estuvo presente aportando sobre y detrás de las tablas. “Señor Presidente”, “Bolívar”, “Cuando quiero llorar no lloro”, “El Coronel no tiene quien le escriba”, “La muerte de García Lorca”, entre otras piezas icónicas de la compañía en sus cuarenta años de historia contaron con su participación activa, tanto como actor, como productor y gerente. Con la muerte de Gimenez en el año 92, asume la dirección general de Rajatabla, y durante casi dos décadas se empeñó en mantener a flote ese barco, que peleaba ferozmente con el fantasma y ausencia de su creador.
Lidió con los años, quizás, más trágicos económicamente hablando de la agrupación y buscó formas de mantenerla activa en giras nacionales e internacionales. Creó y llevó adelante la I y II Muestra de Dramaturgia Nacional buscando proyectar el trabajo de los autores criollos. Fue un firme defensor del Taller Nacional de Teatro, baluarte del Rajatabla en la formación de las nuevas generaciones de intérpretes, que hasta la fecha ha egresado más de veinte promociones de actores y actrices.
Este mismo año, y ya convaleciente de un cáncer de próstata, se mantuvo al frente de las giras, temporadas y actividades para celebrar los cuarenta años del grupo. Paco era el último sobreviviente de aquellos visionarios fundadores del Rajatabla y dedicó íntegramente su vida al teatro hasta el 25 de julio de 2011 cuando sucumbió a la enfermedad con la que venía batallando desde hace tiempo. El mundo teatral venezolano perdió esa mañana- solo físicamente- a uno de sus hombres más activos y fundamentales. Su nombre siempre estará ligado al desarrollo contemporáneo de nuestras tablas y a un legado que sigue- y promete seguir- latente en nuestros escenarios. ¡Aplausos Paco!
Columna publicada el 20/12/2011 en el diario "El Nuevo País"
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