miércoles, 29 de mayo de 2013

"La Viuda Astuta"


Con cierto guiño al teatro callejero, aglutina en el escenario una troupé de actores y músicos, que desde el inicio suben los decibeles.

Rosaura es joven, hermosa, desenfadada; pero además es viuda y, como tal,  heredera de una buena fortuna. De ahí, que no le falten pretendientes, cuatro para ser exactos, todos representantes de las principales noblezas europeas. Para decidir quién es el mejor partido para  desposarse urde un plan, en compañía de su criada Marionette, que, como el género lo exige, da lugar a una cadena de enredos y confusiones risibles. Es “La Viuda Astuta”, comedia clásica del dramaturgo Carlo Goldoni, y que estrenó el pasado viernes 10 de mayo, en la sala 1 del CELARG, de la mano del Grupo Séptimo Piso bajo la dirección de Dairo Piñeres.

Esta pieza, estrenada en 1748, fue el punto de partida para las reformas que el autor quería imprimirle a la escena veneciana del siglo XVIII, y que a la postre le convirtieron en el padre de la comedia italiana moderna. Fuertemente influenciado por el comediante francés Móliere, Goldoni apostaba por valorar la estructura literaria y la comedia de “carácter”, por encima de la improvisación y el “enredo” propios de la Comedia dell´Arte. Sus personajes, aunque burlescos tienden al realismo, la máscara desaparece, y los vicios sociales quedan expuestos. Como en esta pieza, por ejemplo, en la que los pretendientes: un español, un italiano, un francés y un inglés; encarnan en sí mismos las máculas de sus respectivas nacionalidades.

Piñeres asume que la obra sigue vigente y es reflejo también de la sociedad actual, por lo que no extraña que en el planteamiento estético conjugue elementos del siglo XVIII y el XXI, inclinación además recurrente cuando ha asumido un texto clásico. La escenografía presenta tres grandes telones con sendas caricaturas; y tres mesas que al cambiar de posición, trasladan la acción a los distintos espacios: la calle, la posada, la casa principal. Con cierto guiño al teatro callejero, aglutina en el escenario una troupé de actores y músicos, que desde el inicio suben los decibeles. La puesta refleja el curtido manejo que tiene de la comedia. 
 En general, el elenco resiste los personajes, más con oficio que con creatividad. Resalta por superlativa la interpretación de Moisés Berr como Arlequín, quién muestra un personaje fresco, apoderado del escenario y que sin recurrir a exageraciones, transmite una comicidad natural y dosificada. Carlos Díaz, como Don Álvaro de Castilla, también logra desprenderse con una acertada versión del noble español. Ysabel Nieto como la viuda, se recuesta en una vacua hipergestualidad que se mantiene sin matices. Les acompañan Patricia Romero, Reinaldo Navas, Arquímedes González, Royer García, Daniel Torres, Juan Pablo García, Melissa Inojosa, y Michael Vegas.
 
Columna publicada el 14/05/2013 en el diario El Nuevo País.

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