¡Felicidades a todos los hombres y mujeres de las tablas de nuestro país en esta nueva celebración del Día Nacional del Teatro! Consta en el Libro de Actas del Cabildo de la Caracas colonial, el 28 de junio de 1600 como la fecha en la que se presenta la primera solicitud para realizar una representación teatral en estas tierras. Se trataba de una comedia a realizarse el día de Santiago Apóstol. Tomando ese hecho histórico, en 1978 el entonces presidente Carlos Andrés Pérez, decreta cada 28 de junio como nuestro Día Nacional del Teatro.
Se tiene conocimiento de que, aún antes de la llegada de los españoles, los pueblos indígenas desarrollaban manifestaciones proto-teatrales generalmente ligadas a la naturaleza y a sus creencias religiosas. Para ello construían una especie de tinglado en el que a través de la pantomima, la narración y el canto sólo los hombres de la tribu (la preeminencia del macho en el orden social no es exclusividad de las llamadas sociedades desarrolladas) representaban fenómenos naturales o transmitían historias sobre los orígenes del mundo. El Chamán, con sus ritos y vestimentas especiales, constituía también una forma rudimentaria, predecesora de la representación teatral. Con la llegada de la colonización, se introduce paulatinamente la concepción española del teatro hasta alcanzar su mayor auge en el siglo XVIII.
Desde 1600 hasta este 2010, el teatro venezolano, con sus altos y bajos, ha tenido una evolución que le ha llevado a ocupar un proscenio honorífico a nivel latinoamericano. Autores, actores y agrupaciones criollas han sabido ganarse un merecido espacio en nuestro continente. Sin embargo, seguimos (y por los vientos que soplan, seguiremos) luchando con, por ejemplo, la sempiterna falta de políticas culturales bien pensadas y ejecutadas, por citar sólo uno de los problemas a los que se enfrenta este vapuleado, pero sostenido arte. Sí creo que hoy hay mucho que celebrar, pero también hay mucho que señalar y rescatar. Nuestro teatro es un sobreviviente, un soldado universal que se resiste a la mengua. “El teatro no puede desaparecer porque es el único arte en el que la humanidad se enfrenta a sí misma” Arthur Miller.
Columna publicada el 29/06/2010 en el diario “El Nuevo País”
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