Las tablas locales están de plácemes. Las puertas del Teatro Nacional, un verdadero templo para todos los que hacemos vida por y para la escena, han sido reabiertas. Construido por orden del presidente Cipriano Castro, esta edificación de estilo predominantemente francés, que tuvo al arquitecto Alejandro Chataing como artífice, subió su telón por primera vez en 1905. Pinturas de Antonio Herrera Toro y esculturas de Miguel Ángel Cabré integraron el diseño original. Grandes compañías internacionales de ópera y zarzuela deleitaron al público caraqueño hasta bien entrado el siglo XX. Durante los años 80 albergó a la Compañía Nacional de Teatro, bajo la dirección de Isaac Chocrón, período en el que se mostraron importantes montajes. Ha pasado por anteriores restauraciones en los años 1942, 1967 y 1992.
La obra “Joaquina Sánchez” del dramaturgo César Rengifo (1915-1980), para muchos el padre del teatro moderno venezolano, fue la elegida para reabrir sus puertas una vez más el pasado sábado 16 de julio, con remozado vigor y sembradas expectativas. Bajo la versión libre y dirección general de Ibrahim Guerra, a la voz de “¡Las siete y serenoooo!” un pregonero anuncia el inicio de esta historia sobre libertad, traición e ideales. Joaquina Sánchez era esposa de José María España, impulsor junto a Manuel Gual de un movimiento proto-independentista a finales del siglo XVIII. Pero además de apoyar como mujer a España en su movimiento subversivo, funge a su lado como un alzado más y participa activamente en la organización secreta de la lucha. En una reinvindicación de la figura femenina muy poco común en la dramaturgia occidental, Rengifo enzalza a la Joaquina madre, a la Joaquina esposa y a la Joaquina rebelde.
El montaje de Guerra destila, además de un profundo respeto por el autor (con quién trabajó varios años) una marcada poética teatral. La acertada participación especial del primerísimo actor Carlos Márquez quedó en evidencia cuando apenas entró a escena, y antes de decir palabra alguna, recibió un emocionado y largo aplauso. Jennifer Flores como Joaquina, la Vito Lonardo como el Corregidor, Alejandro Corona en el papel del Comandante Vásquez, hicieron llave con un equilibrado elenco que mezcló juventud y trayectoria. La dirección musical de Julia Carolina Ojeda brindó el acento preciso al espectáculo. La respuesta del público fue tal, que las dos únicas funciones pautadas inicialmente, se convertirán en una temporada durante todo julio y agosto. ¡Ahora, a mantener esas puertas abiertas!
Columna publicada el 19/07/2011 en el diario El Nuevo País
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