“Prefiero que me quite el sueño Goya, a que lo haga cualquier hijo de puta”. Con esta premisa el director y dramaturgo español Rodrigo García desarrolla un mordiente monólogo en el que disecciona, como es habitual en sus letras, las fragilidades de una sociedad signada por el consumo y la enaltación de valores superficiales. El fundador de La Carnicería Teatro presenta la historia de un hincha del Atlético de Madrid que decide gastarse todos sus ahorros en una empresa singular: llevarse a sus dos hijos, de seis y once años, apertrechados de licor, cocaína y tortillas, e irrumpir a pedradas en el Museo del Prado para disfrutar las pinturas negras de Goya. Esta forma, subversiva, despojada, delincuencial, es para el personaje el “cómo” debería disfrutarse la pintura del artista y es desde acá donde se descubre el planteamiento del autor, contraponiendo el formalismo, lo ceremonial del claustro museístico, a lo vivaz y visceral del personaje, lo que es en definitiva una posición crítica sobre la sociedad, marcada por axiomas alienantes.
Pero cambiemos el hincha español por una ama de casa caraqueña y veremos que los senderos se tocan. Así lo presenta la gente de Teatro Forte que el pasado viernes 20 de mayo estrenó en la Sala José Ignacio Cabrujas su versión de “Goya”, bajo la dirección de Vladimir Vera. La línea discursiva y estética de la agrupación se mantiene en esta propuesta, apostando a la confrontación con el espectador, a la transgresión escénica y a textos de fina crudeza. Fédora Freites brinda una meticulosa interpretación, con sustrato y aplomo. Aunque en la arrancada dejó en evidencia el arropo de los nervios, paulatinamente fue apoderándose del personaje, del discurso y del público. Una pianista que brindó algunas notas durante la representación, y un asistente de escena que alternaba sus labores con el disfrute de una revista “para adultos” (ambos tras sendas máscaras del protagonista de “V” de Vendetta, acaso en un guiño de carácter subversivo) completaron la puesta en escena propuesta por Vera que además recurrió al video como medio expresivo. Así, pudimos ver en pantalla comentarios sobre el pintor español de la boca de personajes importantes del arte y la farándula nacional y algunos del medio artístico español.
Como marco escenográfico al montaje, una colección de fotografías de Nelson Garrido extraidas de la exposición SEXPO-MASTURBARTE, estrenada el pasado noviembre. Y resulta que -y esto me resulta absurdo e inaceptable- a la “directora artística” de Cultura Chacao, le causó demasiado prurito las imágenes de genitales y desnudos humanos, por lo que exigió la supresión de las fotos del montaje. Un rancio pensamiento decimonónico e inquisitorial obviamente se esconde en distintas ideologías. Como era de esperar, Teatro Forte no aceptó la censura y suspendió, después del estreno, la temporada de “Goya” en la Sala Cabrujas, yéndose con sus corotos (fotografías incluidas) a otra parte, por lo que desde el próximo 28 de mayo estarán en los espacios de la ONG (Organización Nelson Garrido) en Los Rosales.
Es aqui cuando uno vocifera ¡“Prefiero que me quite el sueño Goya, a que lo haga cualquier hijo de puta”!
Columna publicada el 24/05/2011 en el diario "El Nuevo País"