Siguiendo la onda de la semana pasada, hoy dedicaremos el espacio a otro insigne cumpleañero en este mes de las flores y la cruz. La presencia de este escritor, periodista, poeta y humorista, nacido el 17 de mayo de 1920 en el humilde sector de El Guarataro es sinónimo de identidad venezolana y enaltecimiento de lo popular. Era hijo de un jardinero y una ama de casa, quienes le bautizaron con el nombre de Aquiles, acaso sin sospechar que al igual que el héroe griego, éste caraqueño de pura cepa, alcanzaría, por estos lares, el don de la eternidad.
Aquiles Nazoa es sin duda de los mayores exponentes de nuestra cultura popular, en el más preciado sentido de ambas palabras. Su origen humilde le llevó a ejercer distintos oficios, pasando por telefonista, vendedor de bodega, botones, aprendiz de carpintero, empaquetador; mas su inclinación autodidacta le llevó al ejercicio del periodismo y la literatura. Fue columnista en los principales diarios del país, así como colaborador y fundador de publicaciones claves de nuestra contemporaneidad como “Élite”, “El Morrocoy Azul” o “Fantoches”.
De seguir su cuerpo entre nosotros estaría sumando noventa años, y para celebrarlo la UNEARTE organizó una programación que arrancó el pasado 20 con la apertura de una exposición fotográfica, bajo la curaduría de Humberto Orsini; y a la que se le suman conversatorios y ponencias sobre el alma y obra de este maestro de las letras.
“Hogar dulce hogar”, pieza en la que el autor satiriza la vida en matrimonio, y “La Familia Tragaldaba”, que presenta las situaciones que se dan en la fiesta de petición de mano de la hija mayor de una típica familia caraqueña; fueron presentadas como lecturas dramatizadas bajo la dirección de Luis Domingo González en la Sala Horacio Peterson el viernes 21. Al día siguiente, en la misma sala, bajo el mismo formato y dirección se presentó “Byron a Misolonghi”, pieza que Nazoa escribió sobre la vida de un estudiante y actor de teatro que deja las tablas para enfilarse en la guerrilla venezolana de los 60, y encuentra la muerte a manos del ejército.
Sobre esta celebración el maestro Orsini manifestó: “A Aquiles por su permanencia en el tiempo, por haber amado tanto como amó Hans Christian Anderson, a Jenny Liyn, el ruiseñor de Suecia, por haber amado las cosas más sencillas, por haberle cantado a aquellos a quienes nunca nadie les cantó, por haber descubierto la grandiosidad de lo pequeño, por haberle cantado al perro callejero y a la astucia de la cucaracha, por haber creído en Charles Chaplin y en los poderes creadores del pueblo, por habernos hecho reír y llorar, y por haber logrado sin quererlo que lo amaramos y lo recordáramos eternamente” .
Columna publicada el 25/05/2010 en el diario "El Nuevo País"
Columna publicada el 25/05/2010 en el diario "El Nuevo País"
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