TABULA RASA
Crónica a telón abierto de las artes escénicas venezolanas, publicadas en el diario "El Nuevo País".
sábado, 19 de marzo de 2016
martes, 31 de marzo de 2015
"La casa de Bernarda Alba"
Vera,
asido a los cánones trágicos incluye en la puesta un coro, que va lo mismo
vestido de negro como con torsos desnudos (en el más puro guiño rajatablino).
El
universo del simbolismo encuentra en “La
Casa de Bernarda Alba” -una de las piezas cumbres de Federico García Lorca- una
riqueza incontestable. La trama presenta a cinco hijas, condenadas a la
castidad y al encierro por la mano dura de Bernarda, una madre opresora y
prisionera del qué dirán. Este clásico del teatro en español, en propuesta de
la Fundación Rajatabla bajo la dirección general de Vladimir Vera, llega a su
segunda temporada hasta el próximo domingo 29 de marzo en la icónica sala
acuñada entre UNEARTE y el Teatro Teresa Carreño.
La
pieza es una definitiva denuncia a la represión, y toca además conceptos como la
hipocresía, la marginación de la mujer, las injusticias sociales. Escrita en una
España de estricta moral, la obra desde un
realismo trágico hace radiografía de una sociedad castrante, impositiva,
cuestionadora del libre albedrío. La rigidez de Bernarda, su resistencia al
cambio, su moral puritana, encuentra en la hija más joven, Adela, una
resistencia activa que reivindicará su libertad sexual y su voz reaccionaria
hasta las últimas consecuencias. En la pieza no aparecen personajes masculinos,
éstos son solo sombras y su mención está íntimamente vinculada a lo negativo, a
lo cuestionable, a la muerte. Y es un hombre el que precipita las pasiones en
esa casa infranqueable, y el catalizador de la rebelión fatal que asume Adela.
Vera,
asido a los cánones trágicos incluye en la puesta un coro, que va lo mismo
vestido de negro como con torsos desnudos (en el más puro guiño rajatablino).
Cinco sillas y una mesita por todo artefacto escénico acompañan este drama de
mujeres, enmarcado en un ambiente con aires vanguardistas (botas militares
conviven con vestidos y dormilonas de paño) que remite pesadez. Francis Rueda, encabeza
el elenco en el papel de Bernarda, y extrañamente, resulta previsible y lineal.
La dilatada y encomiable trayectoria de la intérprete no consigue esta vez
estremecer en un papel monolítico resuelto más por oficio que por enfrentamiento. En
contraparte, Nirma Prieto luce fluida y se sabe cómoda en la piel de Poncia,
criada principal de la matrona, testigo
privilegiado y opinante de lo que sucede intramuros.
Myriam
Pareja, Adriana Bustamante, Susana López (de solvente presencia en el escenario
y en personaje), Graziella Mazzone, Daniela Leal, Valentina Garrido, Sandra Moncada,
Mayra Santos, Sofía Santos y alumnos del Taller Nacional de Teatro completan
la plantilla actoral de esta visión
clara en planteamiento e intención, pero que quizá pide un énfasis y ajuste en las interpretaciones que haga florecer en voz y
acción la poética del autor. ¡Que no es poca cosa, Lorca!
Columna publicada el 18/03/2015 en el diario El Nuevo País
"Otelo"
Para
Moreno, la trama es la historia de un demagogo, y desde ese punto de vista
desarrolla la puesta en escena, atemporal en su ubicación, pero con toques estéticos
de los años cincuenta.
“Muero
sin culpa”… alcanza a proclamar en su último estertor la desdichada Desdémona, quien sucumbe ante
la mano asfixiante de Otelo, su esposo. Es el clímax de una tragedia arraigada
en el saber popular desde su primera representación en 1604. “Otelo” de William
Shakespeare muestra el límite de la pasión humana desde distintas perspectivas:
la ambición, la intriga, los celos; y bajo la dirección de Javier Moreno nos
llega este clásico isabelino en una propuesta contemporánea y desgarradora.
Desde
el 08 de agosto y hasta el pasado
domingo, 05 de octubre, la historia del Moro de Venecia, rasgó, con su
temporada de estreno, el telón del Centro Cultural B.O.D. para mostrar una particular propuesta de
implicaciones bélicas, políticas y poéticas sobre una obra maestra universal. El
alférez Yago, llevado por la ambición y la
envidia, urde una serie de intrigas para llevar a su General Otelo a la
perdición. Incapaz de aceptar que un “negro” enarbole el liderazgo y posición que
su superior ostenta en la sociedad veneciana, y resentido por no haber
sido nombrado su lugarteniente, un Yago inescrupuloso desata en Otelo el
demonio irrefrenable de los celos, haciéndole creer que su esposa, Desdémona, le
es infiel. Un fatídico crimen es el
corolario fatal de su ardid.
Para
Moreno, la trama es la historia de un demagogo, y desde ese punto de vista
desarrolla la puesta en escena, atemporal en su ubicación, pero con toques estéticos
de los años cincuenta. Con el propósito mezquino de obtener poder –el poder
¡ay, el poder!- Yago apela y excita lo peor de la naturaleza humana: “Use usted el mecanismo lealmente conservado
de una narración tradicional donde un moro por celos mató a su esposa e
introdúzcalo en nuestra realidad del siglo XXI y voilá: Shakesperare sigue
contando nuestras glorias y miserias…” apunta
el director, responsable también de la versión del texto.
En
una atmósfera densa, seis actores responden a la intención del director de
desarrollar un trabajo escénico basado principalmente en la capacidad del elenco.
Así, Antonio Delli, ofrece un Yago inobjetable, ponzoñosamente hipnótico. William Cuao entrega un Otelo de fuerza
imparable, y conmovedor cuando se le exige. La oposición afortunada entre ambos
personajes, de ambas actuaciones, sostienen tensa la cuerda que el montaje
atraviesa airoso. Encontramos también atención en el elenco completado por Raquel
Yánez (Desdémona), Norma Monasterios
(Emilia / Brabancio), Joan Manuel Larrad (Dux / Cassio) y a Francisco Obando
(Rodrigo). El siguiente mármol por donde correrá la sangre, será el del Teatro Municipal, los
días 11 y 12 de octubre a las 05:00 de la tarde.
Columna publicada el 08/10/2014 en el diario El NUevo País
"Las lágrimas se secan solas"
En
la pieza, Winehouse y Piáf se consiguen en la indefinida dimensión de la muerte
y reflexionan sobre sus experiencias personales, los dolores que las forjaron,
y como lidiaron con el monstruo de la fama, que no perdona y traga.
El
23 de julio de 2011 la británica Amy Winehouse se sumaba al luctuoso “Club de
los 27” que reúne a una serie de músicos
famosos que coinciden en una inusual circunstancia: mueren a los 27 años, y por
lo general, debido al transitar constante por los caminos del exceso: drogas y
alcohol ¡presentes!
Casi
cincuenta años antes (1963) un cáncer hepático apagó la voz de una de las
cantantes más célebres del siglo XX, ícono indiscutible de la canción francesa:
Edith Piáf, de quien también se conocía sus problemas de adicción a la morfina
y medicamentos.
Ambas
intérpretes marcaron la época que les tocó vivir, con su música y sus
escandalosas vidas personales. Y ambas intérpretes viven en la admiración del
dramaturgo y director Alexis Márquez, quién juntó a las dos divas en “Las
lágrimas se secan solas”, llevada a escena en su primera temporada desde el 8 hasta el pasado al 24 de
agosto en la Sala Cabrujas de Los Palos Grandes.
En
la pieza, Winehouse y Piáf se consiguen en la indefinida dimensión de la muerte
y reflexionan sobre sus experiencias personales, los dolores que las forjaron,
y como lidiaron con el monstruo de la fama, que no perdona y traga. El autor, al
hurgar en la vida de estas cantantes – de las que se confiesa gran admirador- busca
conectar al espectador con su parte más
humana para descubrir lo que está detrás de la mampara engañosa de la fama.
Lejos de someter al escarnio las atribuladas vidas de estas exponentes del “star system”, la pieza rinde homenaje a
sus almas atormentadas: “Es un tributo al talento, cada palabra escrita está
hecha con respeto y admiración”, expresa
el director.
Dos
sillones y una pequeña mesa dominan el centro. Varias fotografías en gran
formato de las divas, borrosas, desvencijadas, cuelgan al fondo. El resto de la
puesta en escena le pertenece a Indira Figueroa en el rol de Amy Winehouse, y
Mariangel Hernández como Édith Piaf. Ambas intérpretes buscan con afán encarnar
la pesada piel de sus referentes. Amy, no es un bocado fácil. La británica
parece comerse a la actriz, dejando por fuera la sensibilidad abrasante que la
identificó en vida, para dar paso a una técnica actoral correcta, pero falta de
tuétano. Piáf por su parte, consigue en Mariángel un cuerpo que expresa y
refleja los tormentos físicos que minaron a la francesa, pero ciertos excesos vocales rompen la
atención injustificadamente. La obra, en definitiva, logra el cometido de erigir un sencillo
homenaje a ambas cantantes.
Columna publicada el 27/08/2014 en el diario El Nuevo País
"Bolívar Coronado"
La
historia -cuyo estreno en este 2014 coincide con el centenario del Alma
Llanera- revisa algunos de los episodios
fundamentales en la vida de este curioso venezolano.
En
su corta vida (murió a los 39 años) usó más de seiscientos nombres -menos el
propio- para publicar una ingente cantidad de artículos, poemas, historias.
Quizá por esa misma compulsiva inclinación a los pseudónimos es que hoy pocos
le reconocen como el autor (junto a Pedro Elías Gutiérrez) del llamado “segundo
himno nacional”: el Alma Llanera. Rafael
Bolívar Coronado (Villa de Cura 1884 – Barcelona, España, 1924) periodista y escritor fue un personaje
inquietante que encuentra una zona confortable en la obra “Bolívar Coronado”
original de Lupe Gehrenbek, y que bajo la dirección de Matilda Corral subió a
temporada en el Espacio Plural del Trasnocho, desde el pasado 11 de julio.
La
historia -cuyo estreno en este 2014 coincide con el centenario del Alma
Llanera- revisa algunos de los episodios
fundamentales en la vida de este curioso venezolano. Luego de la fama alcanzada
con la letra de la zarzuela es becado por Juan Vicente Gómez para irse a
estudiar a Europa. Ni bien había soltado amarras el barco que lo llevaría a
España, vociferó en contra del dictador venezolano y se declaró “anarquista,
bolchevique y racista”. Durante su estancia en suelo español, se dedicó a
escribir febrilmente y a entregar apócrifos en nombre de Daniel Mendoza, Rafael María Baralt, Agustín Codazzi, Sor
Juana Inés de La Cruz, entre muchos otros; además de publicar regularmente
afilados artículos en contra del Benemérito, siempre a la sombra de pseudónimos
y anagramas. Sus amores, el nacimiento y separación de su hijo, la implacable
persecución a la que lo somete el Cónsul pro-gomecista Alberto Urbaneja por un
lado, y Rufino Blanco Fombona por el
otro, herido en su orgullo de editor al haberle publicado obras que resultaron
falsas; se suceden en una puesta en
escena longitudinal que culmina con la muerte febril del periodista y los
fantasmas femeninos que adornan su cabecera.
José
Gregorio Martínez, asume el rol protagónico, y da vida a un precipitado
Coronado, mostrando la intermitencia emocional del hombre curtido en la mentira
y el engaño, del ficcionauta cuya vida transita una delgada línea entre la ilusión
literaria y la necesidad de realidad. En esta producción del Gimnasio de
Actores, lo acompañan en el elenco, además de la directora Matilde Corral, un
joven reparto conformado por María Alejandra Rojas, Ana Lucía Salamanca, Teo
Gutiérrez, Jorge Roig Graterol, Andreina Salazar, Saúl Mendoza y Jariana Armas;
cuya pubescencia juega en contra del equilibrio y ritmo interpretativo, pero
con un compromiso y seriedad promisorios. ¡Y no se deje engañar!
Columna publicada el 30/07/2014 en el diario El Nuevo País
"Adiós a Chespirito"
Con un humor blanco, lleno de originalidad, demostró
con sus personajes que podía hacerse una televisión entretenida y que
proyectara valores como la amistad, la nobleza, la unión y la generosidad.
En
1929 nace en México un hombre que marcaría la historia de la televisión
latinoamericana: Roberto Gómez Bolaños 'Chespirito', referente del humor en
nuestro continente y el mundo. Escritor, compositor, director, actor y productor;
este mero mexicano fue un artista que con su ingenio y creatividad regaló
alegría a generaciones enteras, y aún continúa haciéndolo.
Antes
de adentrarse en el mundo de la actuación fue boxeador amateur y futbolista,
además de estudiar la carrera de ingeniería, pero su verdadera vocación la
encontró en las letras. Con un humor blanco, lleno de originalidad, demostró
con sus personajes que podía hacerse una televisión entretenida y que
proyectara valores como la amistad, la nobleza, la unión y la generosidad.
El mote
“Chespirito” se lo dio el director cinematográfico Agustín Delgado quien lo comparaba con el escritor Shakespeare,
solo que por su baja estatura le decía que era un Shakespeare chiquito, o un
“Chespirito”, nombre con el que años más
tarde sería mundialmente reconocido. El Doctor Chapatín, Chaparrón Bonaparte,
El Chompiras y por supuesto, el Chapulín Colorado y el Chavo del 8, son algunos
de los personajes que, sin querer queriendo, han visitado - y se han quedado- en nuestros hogares por
cuatro décadas.
La
genialidad de Roberto Gómez Bolaños, también se proyectó en teatro, en obras
como “Silencio, recámara y acción” (1964) , “Títere,” (1984)
una de las obras de teatro más exitosas en México, “11 y 12” que permaneció en cartelera por
siete años (1992-1999). En el cine se inició como guionista de las reconocidas
películas de Viruta y Capulina, a títulos como “Los Legionarios”, cinta
dirigida por Agustín Delgado, le siguieron “Los tigres del desierto”,
“Angelitos de trapecio”, “El dolor de pagar la renta”, “El Chanfle” y “Dos
criados malcriados”, entre muchas más. Fue precisamente en “Dos criados malcriados”
donde Roberto Gómez Bolaños actuó por primera vez para la pantalla grande,
acumulando luego en su carrera alrededor de 50 películas como guionista y
actor.
Hoy,
brindamos homenaje a una de las figuras más sobresalientes del humor
latinoamericano. Nos ponemos de pie y aplaudimos al superhéroe del chipote
chillón que es más ágil que una tortuga, al niño aficionado a las tortas de
jamón que vive en un barril. Hoy aplaudimos la sencillez, sensibilidad e
ingenio de una vasta obra que nos hereda sonrisas eternas y que se mantendrá viva en nuestros corazones.
¡Contaremos por siempre con tu astucia, Chespirito!
Columna publicada el 03/12/2014 en el diario El Nuevo País
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